Sueldos militares

El motivo fundamental de esta carta es debido a un par de informaciones aparecidas en su diario sobre sueldos de militares los días 17 y 22 del mes pasado, a las que desearía hacer unas matizaciones, claro está, a título estrictamente personal.En relación con la primera (día 17), creo que ha habido una cierta intencionalidad, si no de fondo, sí de forma, de confundir a los lectores, y a la vista está la carta que se publicó el 22 en esta sección firmada por C. Castán, además de los comentarios que he tenido que soportar al respeto, sabiendo usted muy bien que de un contexto tan detallado como debe ser un proyecto de ley no se debe sustraer sólo lo que a uno le interesa.

Respecto a la segunda información, matizar a C. Castán, si me lo permite, que no se deje manipular por informaciones tendenciosas, y, por favor, no haga afirmaciones gratuitas y sarcásticas. Para aclararle algunos de sus errores, le diré que el sargento, que ostenta el empleo inferior de los profesionales de las Fuerzas Armadas, se asegura su permanencia por su profesionalidad, no por reenganches, aunque, de hacerlo, tendría la misma dignidad y libertad de así decidirlo.

Que su promoción dentro del Ejército, como usted afirma, no se asegura por el transcurso de los años, sino por sucesivos cursos y oposiciones (en el mejor de los casos), que le pueden privar, obviamente, de alcanzar empleos superiores y, por tanto, índices de proporcionalidad mayor, además de otra serie de factores y circunstancias que no viene al caso exponer en detalle.

Respecto al resto de las afirmaciones, creo que no soy la persona más indicada para aclarárselo, pero le aseguro que se aleja muchísimo de la realidad.

En lo que se refiere a su situación profesional, la desconozco con detalle; por tanto, me abstengo de comentario alguno. Tan sólo manifestarle mis mejores deseos para todo el colectivo, máxime cuando su opinión, estoy convencido, no es representativa del citado colectivo. / Brigada de Artillería.