Los 'marines' terminan su retirada mientras EE UU bombardea la montaña libanesa
La Marina de guerra norteamericana, que navega frente a las costas de Beirut, abrió ayer fuego contra posiciones de las milicias antigubernamentales, una hora después de que el último marine del contingente de EE UU de la fuerza multinacional hubiese abandonado el territorio líbanés.Nada más terminarse la retirada de los 1.300 'marines' se reanudaron los combates en torno a Suk el Garb, última localidad de la montaña aún en manos del Ejército regular libanés y cuya conquista abriría a los adversarios del presidente Amin Gemayel el camino de tan sólo cuatro kilómetros hasta el palacio presidencial de Baabda.
Dos barcos de guerra, incluido el superacorazado New Jersey, entraron en acción durante hora y media, a mediodía de ayer, disparando más de 60 bombas contra posiciones militares sirias y drusas situadas en la sierra del Metn, a una veintena de kilómetros al noreste de Beirut. Ayer, un soldado francés resultó muerto cuando un obús alcanzó un puesto francés en la periferia de Beirut
La víspera, el bombardeo druso del sector cristiano y oriental de la capital originó una violenta réplica norteamericana, cuando el destructor Caron lanzó 90 proyectiles de 127 milímetros de calibre, según explicó el portavoz del contingente, coronel Ed McDonald.
Un dudoso efecto disuasivo
Pocos libaneses partidarios del presidente se hacen, sin embargo, ilusiones sobre el efecto disuasivo de estos bombardeos y la firmeza del apoyo a Gemayel de la Administración del presidente Ronald Reagan.
Entre las dos intervenciones de su Marina, el penúltimo contingente de la fuerza multinacional aún estacionado en Beirut terminó ayer su evacuación, y a las 12.27 horas - 11.27 hora peninsularel último vehículo anfibio de transporte de tropas se introducía en las aguas que bañan Playa Verde, tres minutos antes de que los pasajeros en armas de un primer jeep de la milicia chiita Amal colocasen la bandera verde del islam sobre el mismísimo puesto de observación norteamericano de la costa.
Los militantes chútas se apoderaron de todas las instalaciones abandonadas por los marines, con la única excepción del cuartel general, que cedieron a la Sexta Brigada del Ejército libanés.
Beirut este, como señaló McDonald, fue bombardeado el sábado por la noche y, por primera vez desde hace tres semanas, los artilleros de la milicia cristiana abrieron fuego sobre el centro de Beirut oeste, la ciudad musulmana por cuyas calles soleádas deambulaban a mediodía numerosos transeúntes tranquilos y confiados en que los enfrentamientos no rebasarían, como de costumbre, la línea de demarcación distante de tan sólo dos kilómetros.
Bastó con que cayesen dos proyectiles de mortero en la céntrica calle de Hanira, uno de ellos muy cerca del hospital de la universidad americana, para que en unos instantes la arteria se vaciase de coches, transeúntes y clientes de las terrazas de las cafeterías, que corrían aterrorizados hacia los sótanos o portales en busca de un refugio seguro ante el demente ataque de los artilleros.
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