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Violento final de la campaña electoral vasca

Un socialista destacado en la lucha por la paz y hombre de organización

Enrique Casas, de 40 años de edad, era el hombre que sostenía la actual estructura organizativa del PSOE de Euskadi. Granadino de origen, emigrante en la República Federal de Alemania durante 14 años, afincado en Euskadi desde 1974, era el número dos del PSOE vasco, aunque políticamente su relevancia fuera menor que la de otros dirigentes (Enrique Múgica o Carlos Solchaga) que residen habitualmente en Madrid. Se distinguió en la denuncia del terrorismo -"no nos sentaremos a negociar mientras se siga matando", decía-, pese a lo cual se le consideraba un sincero luchador por la paz y se había opuesto a la línea dura de Ricardo García Damborenea. Estaba casado con una alemana, Bárbara Durhoc, y tenía cuatro hijos.Definido como "un hombre de diálogo y de paz" por el dirigente de Euskadiko Ezkerra Juan María Bandrés, "ha muerto por el simple hecho de ser socialista", en opinión del ministro de Industria, Carlos Solchaga. Ha sido elegido como objetivo de los terroristas "por haberse distinguido en la denuncia frontal de ETA como organización que lleva a Euskadi a la destrucción", afirma Fernando Múgica, miembro del Comité Nacional del PSOE de Euskadi. Recientemente confió a un amigo personal, Joaquín Navarro -el juez decano de San Sebastián-, su intención de renunciar ál escaño del Senado para dedicarse ínwgramente al trabajo en Euskadi.

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Casas nació en Guadix (Granada), el 9 de octubre de 1943. Emigró a la República Federal de Alemamá a principios de la década de los sesenta y trabajó en este país durante 14 años, suinultaneando la actividad laboral con el estudio de la Física Nuclear, de la que obtuvo una licenciatura universitaria. A su regreso a España, en 1974, se instaló en Hernani (Guipúzcoa). Trabajó como traductor, de alemán y se afilió al PSOE.

Fue elegido senador en representación de la comunidad autónoma vasca, era secretario de Organización del PSOE de Euskadi y ocupaba la secretaría general en Guipúzcoa. Muy trabajador, personalmente apreciado por todos los sectores socialistas y muy conocido en la política vasca, era el principal sostén de la organización socialista en Euskadi, bastante debilitada en los últimos años.

Casas era también miembro de la Junta de Seguridad en el País Vasco. En el Parlamento autónomo defendió, el pasado verano, la posición socialista en la denominada guerra de las banderas, solicitando que la ikurriña y la bandera constitucional fueran colocadas en la sede del Parlamento y en los edificios de la Administración autónoma. Esta propuesta no fue aprobada, principalmente por oposición del PNV.

A finales de 1982 tuvo un incidente con el diario Egin. Tras las agresiones sufridas por una manifestación contra el asesinato de dos trabajadores en Rentería, Casas denunció a concejales de Herri Batasuna como instigadores de las agresiones y descalificó la versión de los incidentes presentada por Egin, acusando a este diario de actuar al servicio de HB y de ETA. Dicho periódico se querelló contra él, pero el Senado denegó el suplicatorio para procesarle.

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