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Los palestinos temen que se repitan las matanzas de Sabra y Chatila tras el abandono de Líbano por las tropas italianas

El contingente italiano de la fuerza multinacional se retiró ayer de Beirut abandonando en los campamentos palestinos que protegía a miles de refugiados desamparados que temen que se reproduzcan las matanzas de Sabra y Chatila, a pesar de que su autora, la milicia falangista cristiana está ahora lejos.

A duras penas lograba el más joven general del Ejército italiano, Franco Angioni, de 51 años de edad, disimular su emoción cuando a las nueve de la mañana dio la orden de partida a la larga columna de vehículos blindados, jeeps y camiones que cruzó el frente que divide los dos sectores de Beirut para transportar a los últimos 1.300 soldados, en su mayoría paracaidistas del batallón Folgore (rayo), hasta el puerto, donde fueron embarcados a bordo de dos cargueros mientras a escasa distancia nueve buques de guerra de la Marina de Italia vigilaban la operación.A resguardo, detrás de los enormes containers colocados en el muelle, de los posibles disparos de francotiradores -la víspera un suboficial italiano resultó herido de bala-, Angioni afirmó a la Prensa que había "obtenido garantías de muchas fuerzas" sobre la seguridad de los habitantes de los campamentos de Sabrá, Chatila y Bour el Bourajneh, situados en la periferia sur de la capital libanesa.

"Además", añadió Angioni, "la situación aquí ha cambiado radicalmente y no se ciernen ya las mismas amenazas sobre los refugiados".

Amal, la milicia antigubernamental chiita que desde hace dos semanas controla no sólo los suburbios meridionales sino todo el sector occidental de Beirut, se comprometió ante el contingente italiano a proteger a los miles de refugiados palestinos allí asentados antes de hacerse cargo de todos los edificios y de la base logística abandonada por las tropas italianas.

Besos orientales

Apenas guardada la bandera de Italia, e intercambiados algunos besos al estilo oriental entre los reponsables de Amal y oficiales del contingente italiano, los militantes chiitas se instalaban en el cuartel general de aquéllos no sin antes haber asegurado públicamente que les "echarían de menos".

"En nuestra relación con los italianos", explicaba Akef Haidar, jefe de la oficina política de Amal, "estamos desgarrados entre nuestra postura política, a favor de la salida de Líbano de la fuerza multinacional, y nuestros sentimientos de agradecimiento por su estupen da labor humanitaria llevada a cabo sin inmiscuirse en los asuntos internos del país".

Además de haber desactivado cerca de 11.000 bombas, que no llegaron a estallar, el moderno hospital italiano de 90 camas, que el domingo fue regalado a la comunidad chiita, en el que han sido atendidos a lo largo de 17 meses más de 64.000 pacientes, es quizá la mejor ilustración de la ayuda aportada por el destacamento militar italiano a la población palestina y libanesa chita de la zona más pobre de la capital de Líbano.

Mísero paisaje

Hasta el últirno momento, el general Anginoni recibió delegaciones de las organizaciones palestinas locales que le pidieron hiciese todo lo posible para prolongar la estancia del contingente que con sus decenas de posiciones fijas y vehículos blindados blancos formaba parte, desde septiembre de 1982, del mísero paisaje urbano de los camparnentos que muchos refugiados afirmaron ayer querer abandonar para emigrar hacia zonas más seguras del este de Líbano, bajo control del Ejército sirio.

Convencida desde principios de la semana pasada de que la evacuación de los soldados italianos era inminente, la población multiplicó sus gestcs de afecto con aquellos que durante año y medio habían sido "a la vez nuestros defensores y nuestros huéspedes", según la expresión de una anciana palestina, y ayer los paracaidistas exhibían orgullosos en el puerto los narguile (pipas orientales) o las banderas libanesas repletas de dedicatorias agradecidas que les habían sido regaladas.

Los niños, que a fuerza de rondar alrededor de los jeeps habían aprendido todos los tacos del vocabulario italiano, han sido quizá las primeras víctimas de la evacuación del contingente porque, como comentaba entristecido el pequeño Mohamed, "hoy nos quedamos sin nuestro chocolate" que los soldados italianos les solían dar de su propia ración ahinenticia.

Como para consolarse, Angioni subrayó a los periodistas, mientras el carguero civil italiano Cortina aprovechaba la tregua vigente ayer a petición del contingente para descargar armas norteamericanas destinadas al ejército libanés, que la experiencia de la fuerza multinacional había sido para él y sus hombres "muy satisfactoria desde un punto de vista técnico", a pesar de que tuvo que lamentar un muerto y 69 soldados heridos en sus filas.

"Estamos un poco decepcionados", acabó sin embargo reconociendo, "por dejar a este país que queremos nuevamente sumergido por la guerra. Lástima que las cosas hayan acabado así".

Los palestinos también estaban ayer decepcionados y preocupados y muchos pensaban, junto con Moheddin Masri, joven del campamento de Sabrá, que "la hegemonía de Amal no será eterna y otra vez viviremos angustiados ante el temor de nuevas incursiones sangrientas", como la que durante 48 horas llevó a cabo hace año y medio la falange dando muerte a más de 2.000 refugiados desarmados.

"¿Quién sabe?", se preguntaba en voz alta en la puerta de su chabola Habid Derwish. "Los israelíes pueden avanzar de nuevo hasta aquí, y ayudar a las milicias cristianas a apoderarse de todo Beirut. Será mejor ir pensando en hacer las maletas", concluyó Derwish. Después del británico ' el contingente militar italiano, que llegó a ser el más numeroso -con 2.200 hombres-, es el segundo miembro de la fuerza multinacional que se retira totalmente de Líbano. En un plazo máximo de cuatro semanas, los marines norteamericanos habrán sido también evacuados a bordo de los barcos de la VI Flota que patrullan en el Mediterráno oriental. Sólo Francia seguirá entonces disponiendo de 1.400 soldados en Beirut.

A pesar de que el presidente norteamericano, Ronald Reagan, firmó la semana pasada la orden de retirada de los infantes de marina de Beirut, el portavoz del contingente de Estados Unidos, coronel Ed McDonald, aseguró ayer que todavía no había recibido órdenes al respecto, aunque 150 toneladas de material bélico, sobre un total de 550, habían sido ya embarcadas.

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