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Craxi y Casaroli firman hoy el Concordato Italia-Santa Sede

Juan Arias

La Santa Sede e Italia firman hoy un nuevo Concordato. El último se firmó hace 55 años. Esta vez, el acto oficial y solemne no se celebrará, como en 1929, en territorio del Estado vaticano, como ocurrió cuando Benito Mussolini y el cardenal Pietro Gaspari rubricaron los pactos lateranenses. Hoy al mediodía, las firmas que se estamparán en el documento serán las del primer presidente del Gobierno socialista de la historia de la Italia republicana, Bettino Craxi, y la del hombre de la ostpolitik vaticana, el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli.El acontecimiento tendrá lugar en Villa Madama, residencia de gala del Gobierno italiano reservada para visitantes extranjeros.

Con el nuevo Concordato, la religión católica deja de ser la del Estado, y la capital de Roma ya no será ciudad sagrada ni centro universal de la cristiandad. La enseñanza de la religión será impartida en las escuelas sólo a quienes lo soliciten, mientras que hasta ahora era obligatoria, salvo para aquellos que se hubiesen acogido a la humillante dispensa, declarado no creyente o, sencillamente, negado a asistir a las clases de religión. El matrimonio religioso no tendrá por sí mismo efecto civil.

A pesar de todo, el Vaticano está muy contento con el nuevo Concordato, que no concede subvenciones estatales a los colegios religiosos y en el que se establece que sólo las instituciones religiosas que se dediquen de verdad a una actividad apostólica estarán exentas de impuestos. Una comisión mixta estudiará ahora caso por caso.

Un punto delicado, en lo que se refiere a Italia, es la tutela del patrimonio artístico, que en este país es imponente. Una comisión mixta analizará ahora el espinoso problema, pero ya se anuncia batalla, porque el liberal Aldo Bozzi, presidente de la actual Comisión Parlamentaria para la Reforma Institucional, ha enviado una carta al presidente del Consejo de Ministros, Craxi, recordándole que el artículo 9 de la Constitución establece que la República será "quien tutele el paisaje y el patrimonio histórico y artístico de la nación", incluyendo también el de carácter sagrado. Por tanto, subraya Bozzi, la República podrá sólo "admitir consultas", pero no "influencias deliberativas de nadie" en este asunto.

Un regalo

Sin embargo, los católicos progresistas consideran que el mero hecho de que se firme un nuevo Concordato es ya un regalo para el Vaticano, y recuerdan que ya en el siglo II del cristianismo se rechazó todo tipo de alianza entre el trono y el altar y que san Justino escribió entonces que los cristianos "eran los primeros. en pagar todos los impuestos, como Cristo había enseñado".El jefe del Gobierno ha declarado que el nuevo Concordato contribuirá a "una mayor cooperación entre la sociedad civil y la religiosa".

En el nuevo Concordato se respira ahora el aire nuevo del concilio Vaticano II, que planteó una nueva imagen de Iglesia, que en vez de privilegios pide sólo libertad para predicar la liberación anunciada por el Evangelio.

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