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Las guerras de Oriente Próximo

Las tropas iraníes atacan, con aviones y fuego de artillería, varias ciudades iraquíes, entre ellas Basora

La aviación iraní bombardeó ayer ciudades iraquíes por primera vez desde hace año y medio. Los objetivos fueron Baquba, situada a unos 45 kilómetros al noreste de Bagdad, y Amara y Kut, al suroeste de la capital y a una mayor ditancia. La radio iraní aseguró de que también habían sido atacados los arrabales de Bagdad, pero no hubo confirmación de este bombardeo. La artillería iraní de largo alcance bombardeó a última hora la ciudad de Basora. El hotel Sheraton quedó muy dañado y hubo que registar un número elevado de bajas según la agencia iraní Irna. Irak ratificó las incursiones aéreas iraníes, que costaron la vida a 17 personas, pero no hizo ninguna mención al ataque contra las afueras de Bagdad. Los bombardeos de ayer se produjeron 24 horas después de que 100 civiles iraníes resultaran muertos y otros 435 más fueran heridos durante un bombardeo con cohetes de gran tonelaje y artillería de largo alcance desplegado por el alto mando iraquí contra varias ciudades occidentales de Irán.Las autoridades de Bagdad han amenazado con reanudar sus ataques sobre objetivos civiles iraníes si no cesan los bombardeos. No se descarta, en consecuencia, que en las próximas horas los misiles iraquíes caigan bien sobre Teherán, bien sobre la terminal petrolera iraní de Jarq, por donde Irán exporta la mayor parte de los tres millones de barriles de petróleo que diariamente bombea desde aquella isla.

Si Irak bombardea Jarq, Irán cerrará el estrecho de Ormuz y Europa y Japón sufrirán las consecuencias en sus suministros petroleros, en su mayor parte procedentes de esta zona.

Los daños humanos y materiales de la guerra son crecientes. Aumenta inconteniblemente el número de muertos y heridos entre la población civil iraní tras cada bombardeo. La mortandad crece igualmente entre las tropas iraquíes que combaten en el frente. El número total de víctimas de esta guerra puede sobrepasar los 400.000 muertos. En Teherán se asegura que Irán gasta cada día por la guerra unos 2.560 millones de pesetas.

Irán confía en que sus penetraciones en territorio enemigo produzcan inmediatos efectos políticos, como el tan deseado por Teherán del derrocamiento del presidente de Irak, Sadam Hussein. Teherán acaricia la idea de instalar en Irak un régimen islámico a imagen y semejanza del instalado en Irán por el ayatollah Jomeini. Se cree que esta meta daría paso a una expansión de la influencia iraní en esta región y a una islamización del mundo hegemonizada por los chiitas iranles.

Hoy, Irán e Irak libran una guerra de desgaste costosísima que les obliga a distraer buena parte de sus recursos hacia los campos de batalla. Irán, hasta el momento, ha puesto el acento bélico en las ofensivas terrestres, a base de centenares de miles de combatientes; mientras tanto, Irak ha desplegado un tipo de guerra centrado en el peso de la artillería y la aviación.

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