El Centro Cultural Español de Casablanca
He leído en la edición internacional de EL PAIS del 30 de enero la crónica de su corresponsal en Rabat, señor Del Pino, donde se exponen algunas inexactitudes y se trata con demasiada dureza y no poca ignorancia al Centro Cultural Español de Casablanca, en Marruecos. Como cualquier otra entidad, es evidente que tienen sus fallos de funcionamiento, pero habría que conocer en profundidad, antes de mojar la pluma en el tintero del descrédito, la precaria situación económica en que se desenvuelve debido a la escasa dotación presupuestaria que recibe, y los malabarismos económicos que hace su director y demás personal del mismo paría sobrevivir con un mínimo de decoro. A pesar de ello, el centro presta una serie de servicios culturales nada despreciables, ofreciendo a la colonia española, a los ciudadanos marroquíes y a personas de otras nacionalidades, sin discriminación alguna, una amplia gama de actividades y un ambiente agradable, cordial, abierto al diálogo y a la convivencia, cumpliendo así su misión de acercamiento de todo lo español a los demás pueblos y muy especialmente al marroquí. Yo he podido comprobar, porque acudo allí con bastante frecuencia, que las clases de, español y árabe, que se imparten a diario, están compuestas por alumnado mayoritariamente autóctono, y en cuanto a manifestaciones culturales no se puede hacer mucho más con las exiguas asignaciones económicas de que se dispone. No obstante, a lo largo del año se montan varias exposiciones de pintura, se dicta un ciclo de conferencias -este curso, en colaboración con el instituto que dirijo-, se dan recitales de poesía, actúan cuadros de teatro, grupos folklóricos, de ballet, etcétera. Hay un servicio de biblioteca, y todos los viernes se proyectan películas o documentales españoles. / . Director del Instituto de Bachillerato Español.
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