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El Estado libanés se desmorona

La crisis de Líbano repercutirá en el equipo de Reagan y en las elecciones presidenciales

A las 48 horas del anuncio del presidente norteamericano, Ronald Reagan, de ordenar "el repliegue parcial de los marines de Líbano" continúan las dudas en el Congreso sobre el alcance real de la medida. Aumentan las peticiones, sobre todo en las Mas del Partido Demócrata, para que la retirada sea total. Por otra parte, la Administración Reagan afirma que la decisión de replegar los marines de su base de Beirut a los barcos de la VI Flota se había tomado hace ya una semana. Insiste en que la decisión fue unánime y que no hay diferencias entre las posiciones del Pentágono y del Departamento de Estado, o, si se prefiere, entre el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, y el secretario de Estado, George Shultz.

"Estados Unidos sigue totalmente comprometido" con la situación en Líbano, afirmó Shultz en declaraciones ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. Por su parte, el secretario de Defensa, añadió que "nada ha cambiado. No nos vamos de Líbano. Sólo desplazaremos a los marines dos o tres millas hacia el oeste". Ambas declaraciones intentan despejar la impresión de que la Administración Reagan ha dado un paso atrás en su política de apoyo al presidente libanés, Amin Gemayel. Shultz confirmó que 500 marines serán replegados a los barcos de la VI Flota en el plazo de un mes y medio. Tanto Weinberger como Shultz justificaron el bombardeo de la VI Flota contra las posiciones sirias, interpretándolo como una advertencia "preventiva" a posibles ataques sirios contra los marines."Continuamos apoyando al presidente Gemayel", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, en Santa Bárbara (California), donde el presidente Reagan continúa su programa de vacaciones en su rancho del cielo.

Las consecuencias políticas de la determinación de Reagan de ordenar el repliegue de los marines, acompañada del mayor bombardeo naval norteamericano desde la época de la guerra de Vietnam contra posiciones sirias, son todavía dificiles de valorar. La mayoría de observadores considera que Reagan ha creado un dilema político para su presidencia.

En primer lugar, con el envío de los marines a Líbano y las repetidas declaraciones, hasta hace una semana, de que la presencia militar de EE UU en Beirut era fundamental para los intereses de EE UU y Occidente en Oriente Próximo. En segundo lugar, porque la regresión parcial se interpreta como una índecisión en política exterior.

El 'compromiso' de Shultz

También pueden seguir divisiones en el interior del equipo Reagan por la política en Oriente Próximo. No es ningún secreto que Shultz era firme partidario de que los marines continuaran en sus posiciones en Beirut hasta lograr un compromiso político con Siria. Pero el Pentágono, ante la indefinida misión pacificadora de las fuerzas armadas de EE UU en Líbano y el riesgo de verse envueltos en una guerra civil (que ha causado ya 264 muertos entre las filas de los militares norteamericanos), aconsejó al presidente Reagan un repliegue técnico que anuncia una posterior salida total. Shultz defendió ante el comité de ayuda exterior del Senado la "continuidad del apoyo al presidente Gemayel", evitando mostrar diferencias con el secretario de Estado de Defensa, Caspar Weinberger, en relación con la salida parcial de los marines de Beirut.

"Tan inaceptable es que continuemos en los barcos como lo es la presencia de los bunkers en el aeropuerto de Beirut", manifestó el senador demócrata Edward Kennedy, sintetizando la reacción mayoritaria del Congreso ante la política de la Administración Reagan en Líbano.

¿De qué vale anunciar el re pliegue de los marines si la flota continúa bombardeando las posiciones sirias, con alto riesgo de una escalada militar? Tal es el interrogante que plantean la mayoría de congresistas, junto a los candidatos a la nominación de mócrata, para la elección presidencial del próximo mes de noviembre en EE UU.

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