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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chopin, entre músicas impresionistas

Impresionista es, en efecto, la obertura de El mar de las sirenas, del maestro valenciano Báguena Soler (1908), que su paisano García Navarro ha puesto por primera vez en los atriles de la Sinfónica de RTVE. La obra tiene más de 40 años de existencia y fue presentada en Madrid por Ataúlfo Argenta en 1948. Más tarde Báguena asumiría procedimientos de lenguaje más avanzados en una producción global no abundante, pero siempre con la impronta del rigor formal y aquilatada escritura. Hoy, El mar de las sirenas se sigue escuchando con agrado, pues posee una coloración instrumental muy atractiva.A Enrique Pérez de Guzmán hemos tenido ocasión de alabarlo en alguna de sus periódicas apariciones en el Real. La marcha ascendente de su carrera ha sido firme y no cabe duda de que es un pianista autoexigente, riguroso y de planteamientos musicales serios, que siempre transmiten una positiva sensación de madurez. Tocó pulcramente el Concierto en mi menor, de Chopin, despertando el entusiasmo del público; pero quizá no sea ésta la música que mejor se adecua a las personalidades de Pérez de Guzmán y García Navarro, que optaron por una versión bastante cuadrada métricamente y en ocasiones con excesivo apresuramiento en los tempi.

El mar de las sirenas (Báguena Soler), Concierto para piano y orquesta en mi menor, nº 1 (Chopin) y Tres imágenes (Debussy)

Enrique Pérez de Guzmán, piano. Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: Luis Antonio García Navarro. Teatro Real, 3 de febrero de 1984.

En un pasado dominical de EL PAIS se dio abundante noticia de la brillantísima carrera que Luis A. García Navarro desarrolla en los campos sinfónico y, sobre todo, operístico, fundamentalmente en América.

En su nueva actuación con la Orquesta de: RTVE volvió a mostrar su temperamento vitalista, su mando claro, apoyado en un gesto preciso que da la impresión de llegar con mucha eficacia tanto a los profesores de la orquesta como al público, por su carácter extrovertido y detallista; en definitiva, por su carácter gráfico. Hemos de aplaudir su idea de programar las tres Imágenes orquestales debussystas, obra de la cual se reitera Iberia, pero de la que muy pocas veces se escuchan las admirables Gigas y Rondas de primavera. Música bellísima, compleja, nos llegó en versiones muy incisivas en los pasajes dominados por la rítmica, si bien echamos en falta lo que en Debussy hay de mayor inmaterialidad y refinamiento.

García Navarro alteró el orden del tríptico -al ser tres obras de valor individual autosuficiente y, por tanto, separables, no veo inconveniente en hacerlo- y, al concluir Iberia, el público del viernes mostró con largueza su aprobación entusiasta.

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