Islam y política en Marruecos
Al intentar explicar el origen exterior de los acontecimientos recientes en Marruecos, Hassan II acusa a grupos marxistas-leninistas y a movimientos integristas islámicos de provocarlos. Se atreve a tocar, no sin riesgos, una de las llagas latentes en su país: las difíciles relaciones entre Islam y poder.. Un breve bosquejo del papel del Islam en Marruecos obligá a diferenciar entre Islam oficial e Islam popular. El Islam oficial ha sido durante años un medio de control social. El monarca-sultán-califa-emir de los creyentes, en tanto que depositario del poder simbólico (religioso), ha monopolizado el Islam político, instrumentalizando a los hombres de religión, los ulemas. Hasta tal punto este proceso ha ido lejos, que a partir de 1979-1980 se ha dado marcha atrás: un decreto de 1980 concede ciertos poderes al Consejo de los Ulemas. Se hace entrar a Meki Nasiri, presidente del más importante consejo religioso, el de Rabat-Salé, en el Consejo de Regencia, y se le convierte en consejero particular del soberano para asuntos religiosos. Paralelamente, se crea el Alto Consejo de los Ulemas. Se pretende con todas estas medidas frenar la aparición de movimientos religiosos incontrolados.En lo que podríamos denominar Islam popular pueden observarse dos tendencias: los movimientos islamistas y las prácticas sufies. Los islamistas se aglutinan sobre todo en torno a la revista Al-Yama'a, dirigida por Abdessalan Yasine (que iba a ser juzgado ayer por asuntos ajenos a la actualídad), destacado crítico de las "prácticas antiislániticas del Islam oficial". Se encuentran divididos en varias ramas, financiadas algunas por Pakistán o Arabia Saudí, próximas a la ideología de los Hermanos Musulmanes o a corrientes reformistas (Salafiya). Uno de los más conocidos miembros de estos grupos es Abdelkrim Muti, presidente de la Juventud Islámica (organización que ha repartido octavillas estos días), y que se encontraba entre los extranjeros que asaltaron la mezquita de La Meca. En todo Marruecos se encuentran al menos 20 asociaciones de este tipo, la mayoría en el norte.
Los sufies se organizan en tariquas, siendo la más importante de ellas la Butchichya. A partir de los años sesenta dieron el paso de las reuniones de carácter místico a una mayor actividad pública.
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