Emil Sabbagh, concejal de Santiago
Un árabe, edil en la ciudad del apóstol 'matamoros'
A partir del próximo día 26, fecha fijada para su toma de posesión como concejal socialista encargado del área de Sanidad en el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, Emil Sabbagh, 40 años, jordano nacionalizado español y primer árabe que ocupa un lugar en la corporación de Compostela, habrá de afrontar diariamente el pétreo escrutinio de la estatua del apóstol que desde hace dos siglos ejerce en lo alto del palacio municipal de Raxoy su viejo oficio de matamoros. Menos molesto que divertido por la circunstancia, Sabbiagh coincide con el alcalde santiagués, Xerardo Estévez, en que su acceso al concejo de una de las mecas de la cristiandad supone una especie de definitivo carpetazo simbólico al espíritu de las cruzadas. "Pero, sobre todo", enfatiza, "es una demostración evidente del poder igualitario de la democracia, al margen de razas y religiones".
"A mí no tendrán que taparme nada", asegura, sonriente, Sabbagh cuando se le recuerda el caso del marroquí Mohamed Ben Mizian, capitán general de Galicia durante los años cincuenta, al que, según determinadas versiones locales, había que ocultar con macizos de flores las representaciones iconográficas más inconvenientes del apóstol azote de infieles. "En realidad", explica el nuevo concejal, "mis padres son de origen cristiano, de modo que, por mi parte, no va a haber ningún tipo de problemas con el apóstol".
Las preocupaciones de Sabbagh se derivan más bien de la dificultad para sacar adelante su programa sanitario en un ayuntamiento gobernado en precario por el PSOE, con el apoyo condicional de los liberales, árbitros de la situación, frente a la minoría mayoritaria de Alianza Popular. "Sé perfectamente que no podremos ganar todas las votaciones, pero ,aun en ese caso me conformaría con poder explicar a la gente cuál era nuestro propósito en cada ocasión y por qué se frustró".
Fuerte vocación política
Aunque el acceso a su primer cargo público sea accidental -la dimisión de uno de los concejales que formaban la candidatura municipal socialista-, Emil Sabbagh confiesa tener una fuerte vocación política, casi obligada por las circunstancias ambientales de su Jordania de origen. "En Zarka, donde yo nací, uno ha de vivir diariamente la guerra, la violencia y, por tanto, la política. Una política que no tiene nada que ver con el concepto occidental de la palabra: una política basada en la agresión contra el pueblo palestino, al que no le queda otro remedio que abandonar su propio territorio".Fue, sin embargo, la crisis de Suez, en 1956, el punto de arran que de la actividad política de un todavía adolescente Sabbagli, que decidió escribir conscientemente una carta al presidente egipcio Nasser, como muestra de solidaridad "frente a la agresión de las potencias imperiálistas inglesa, fran cesa e israelí". Entre esta temprana manifestación de interés por los asuntos públicos y su ingreso en el PSOE, poco después del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, transcurre para Sabbagh un período de formación que le lleva a estudiar farmacia en Austria y, posteriormente, medicina,en España.
Su definitivo asentamiento en Compostela, donde llegó hace 16 años, fue algo puramente casual. "Al llegar a España", explica, "yo no sabía una sola palabra de castellano, de modo que me planteé la necesidad de estudiar en un sitio donde hubiese el menor número posible de paisanos míos, para progresar más rápido en el estudio del idioma. Pregunté por una ciudad de estas características y me informaron de que existía una en el Norte, de clima frío y lluvioso, que los árabes no aguantaban con facilidad. Me dije: 'Ahí voy yo', y desde entonces no he salido de aquí".
Sabbagh, que ofrece un curioso. aspecto sucedáneo de Omar Shariff, chocante con su indumentaria de universitario anclado en los usos estéticos de los sesenta, mantuvo durante sus años de estudiante una laxa relación con los palestinos de la OLP, muy activos entonces en la Universidad de Santiago. Actualmente, su apoyo a la causa palestina no pasa por ningún cauce orgánico determinado, aunque le preocupa la posibilidad de que sea precisamente un Gobierno socialista el que establezca, relaciones diplomáticas con Israel. "España", opina, "tiene derecho y el deber de normalizar sus relaciones con todos los países del mundo, pero, desde mi punto de vista personal, no creo que sea éste el momento adecuado para hacerlo con un Estado que hizo del chantaje y la agresión una política diaria y que tiene una parte de su Ejército ocupando un tercio de otro país".
Por lo demás, Sabbagh, que considera un privilegio vivir en Santiago -"como en Roma, en Venecia o en Jerusalén"-, se muestra básicamente de acuerdo con la política del Gobierno socialista, aunque, .como médico", desearía una ley de aborto mucho más amplia. Al cabo de 16 años, se siente español, no sólo jurídicamente, pese a su inconfundible fonética árabe. "Prácticamente, donde. yo sería hoy extranjero es en Jordania porque ya no conservo allí amigos ni relaciones de ningún tipo, exceptuando a mis padres. Creo que soy un compostelano más, un compostelano enamorado de Santiago".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.