La medicina tropical

Hace algún tiempo leí en EL PAÍS un trabajo sobre la precaria situación en nuestro país de la Medicina Tropical. Luego me ha tocado padecerla. Los abajo firmantes fuimos tratados por el doctor Corachán de una schistosomiasis, enfermedad parasitaria que contraímos en nuestras vacaciones en Malí, en verano de 1981. Debimos realizar una auténtica peregrinación en búsqueda de especialistas, con resultado infructuoso, y cuando ya estábamos decididos a marchar a cualquier otro país europeo, en enero del 83 conectamos con la sección tropical del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Clínico, de Barcelona, y por fin supimos el origen de nuestra dolencia. Entonces ya urgía el tratamiento, pues los parásitos, con el tiempo, nos habían producido lesiones en el sistema excretor. Ahora, con estupor, nos hemos enterado de que este servicio va a desaparecer porque ni al doctor Corachán, que lo dirige desde hace más de un año, ni a su ayudante, les han formalizado aún el contrato que les prometieron en su día, por lo que su situación económica y administrativa es insostenible; su capacidad de aguante ha llegado al límite y están decididos a volver al extranjero, que es donde estaban antes de hacerse cargo de su trabajo. Duele comprobar como la Administración, entre cuyos objetivos está la remodelación de la asistencia sanitaria, sea tan negligente en temas tan delicados que, además, tienen repercusiones inmediatas en servicios públicos indispensables./ y tres firmantes más.