La larga y difícil carrera contra la desconfianza
La Conferencia de Estocolmo trata de articular la comprensión con la seguridad y los 'intereses vitales' de las superpotencias
La Conferencia sobre Desarme en Europa, inaugurada el día 17 en Estocolmo, entra en su segunda semana. Las grandes estrellas han abandonado la capital sueca, mientras las delegaciones incian la fase del trabajo "Iargo, tedioso, difícil y positivo" en búsqueda de una fórmula que articule la comprensión con los intereses vitales de las superpotencias. Es la carrera contra la desconfianza, una vez reanudado el diálogo Este-Oeste que se interrrumpió a finales del año con la ruptura de las negociaciones sobre desarme nuclear entre Estados Unidos y la URSS.
Sir Geoffrey Howe, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, comenzó su discurso ante la Conferencia sobre Desarme en Europa (CDE) con una frase que hace más de 2.000 años dijo uno de los generales de Jenofonte al jefe del ejército persa: "Soy incapaz de encontrar pruebas de que usted intente hacernos daño; en lo que a nosotros respecta, no lo creemos, y por tanto, he decidido discutir con usted para ver si podemos ponernos de acuerdo".La frase ha sido trasladada a los problemas de la política contemporánea por el primer ministro sueco, Olof Palme, al explicar en su discurso de inauguración de la CDE lo que, según él, constituye el tema principal de esta conferencia "El concepto de seguridad común es un intento de formular la aspiración de la seguridad de una manera diferente y más estable, que tenga en cuenta las legítimas necesidades de seguridad de todas las naciones. Esto es un proceso gradual. La disuasión continuará teniendo un papel. Pero debería disminuir nuestra dependencia de la disuasión en beneficio de los conceptos de confianza y cooperación para mejorar nuestra seguridad".
Éste es, en parte, el espíritu con el que el documento final de la Conferencia de Madrid convocó la reunión de Estocolmo. El éxito principal de la convocatoria es haber conseguido reunir por primera vez a todas las naciones de Europa -excepto a Albania-, Estados Unidos y Canadá (35 países en total) para buscar medidas que permitan aumentar la seguridad y la confianza entre Estados con sistemas políticos distintos y, eventualmente, procurar el desarme de Europa.
La amenaza de la guerra
La retirada de la Unión Soviética de las conversaciones sobre armamento nuclear en Ginebra, como represalia por la instalación de nuevos misiles nortearnericanos en territorio europeo, colocó al mundo ante lo que el ministro rumano de Asuntos Exteriores, Stefan Andrei, calificó como "la situación más grave desde la segunda guerra mundial". La opinión pública internacional, y particularmente la europea, exigía a sus Gobíernos un esfuerzo sincero para librar al Viejo Continente de la amenaza. de la guerra.
La acumulación de estos factores han obligado a que los ministros de Asuntos Exteriores llegasen, a Estocolmo con el espíritu del general de Jenofórite, con la idea de que era imperioso un esfuerzo de comprensión, que se ha reflejado en los discursos de la primera semana de la CDE.
La segunda parte del problema es córno articular ese espíritu con los intereses vitales de las dos superpoteilcias y con la realidad de una Europa dividida en dos bloques militares, y ése será el cometído de los próximos tres años de trabajo en Estocolmo.
El objetivo de la primera semana de la CDE está cumplido. Se trataba dle aprovechar la apertura de la conferencia para reanudar el diálogo Este-Oeste, roto en todos los demás foros.
Los resultados son una reunión de más de cinco horas entre el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Andrei Gromiko -sin acuerdos concretos, pero con el reconocimiento de que las relaciones entre los dos países quedaron mejor de lo que estaban-, y la decisión del Pacto de Varsovia de reanudar las conversaciones de'Viería sobre armamento convencional (MBRF).
Fase "tediosa, larga y difícil"
Mañana empieza lo que Olof Palme ha calificado de trabajo "largo, tedioso, difícil y positivo". El primer obstáculo será definir de qué se va a hablar en la capital sueca; es decir: qué se entiende por medidas destinadas a crear confianza. Cada bloque interpreta de manera distinta el mandato de Madrid, que hubo que redactar de manera ambigua para permitir su aprobación. Para los occidentales y algunos neutrales queda claro que, de acuerdo con el documento final de la Conferencia de Madrid en la agenda de Estocolmo no puede introducirse el debate sobre armas nucleares. Estados Unidos y sus aliados defienden la negociación de acuerdos concretos y de fácil realización, aunque también de menos impacto.
Mientras tanto, la Unión Soviética y los países del Pacto de Varsovia pretenden que la conferencia tenga un mayor reflejo en la opinión pública europea, incluyendo en la negociación el armamento nuclear y no sólo el convencional, en el que la URSS dispone de superioridad.
George Shultz mencionó en su discurso las propuestas que la OTAN presentará en los próximos días a la CDE: intercambio de información acerca de la organización y localización de las respectivas fuerzas militares, facilitar información anual sobre ejercicios militares, comunicar previamente las actividades militares significativas, invitar observadores a cada actividad militar, disponer de capacidad para establecer comunicaciones rápidas entre los Gobiernos en tiempos de crisis y crear medidas para verificar cada uno de los acuerdos conseguidos en esta conferencia.
En su intervención, el ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, Andreí Gromiko, insistió, por su parte 'en que "la conferencia no puede ser artificialmente aislada de las realidades de hoy en el mundo y en Europa", y añadió que las medidas que se estudien en Estocolmo "tienen que incluir importantes acuerdos de naturaleza político-militar, entre ellos el que los Estados en posesión de armas nucleares asuman el compromiso de no ser los primeros en usarlas".
El jefe de la diplomacia de la República Democrática Alemana, Oscar Fischer, precisó otras de las propuestas que el Pacto de Varsovia presentará en la CDE: el establecimiento de zonas o pasillos desnuclearizados en varias partes de Europa, la destrucción de las armas químicas en Europa, reducción de los presupuestos militares de todos los Estados y extensión de las medidas de confianza contenidas en el Acta Final de Helsinki, con vistas a reducir las actividades militares de los Estados y disminuir el peligro de un ataque por sorpresa.
Los países neutrales
Estas propuestas son, a juicio de fuentes, occidentales, inviables y propagandísticas, y la insistencia en ellas provocaría el fracaso de la Conferencia de Estocolmo. Queda en manos de los países neutrales y no alineados encontrar la fórmula que permita hacer compatibles las propuestas de uno y otro pactos militares.
Un destacado representante de este grupo explicó que se está estudiando la posibilidad de hacer propuestas precisas bajo una fórmula general. El papel de los neutrales y no alineados, que supone la gran incorporación al diálogo internacional del proceso iniciado en Helsinki en 1975, puede ser clave en esta conferencia.
También se confía en que Espafia, cuya intervención en la recta final de la Conferencia de Madrid fue tan positiva, pueda ejercer en Estocolmo la labor de puente entre el grupo de neutrales y el bloque occidental.
La representación española trabaja en la línea de estudiar y presentar las propuestas por países y no por bloques.
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