Los españoles presos en Tailandia viven en condiciones infrahumanas
Los ciudadanos españoles encarcelados en Tailandia necesitan pagar un mínimo de 15.000 pesetas mensuales para poder comer "un plato al día de algo decente", según declaran en una entrevista que publicará el próximo domingo EL PAIS SEMANAL."La comida de aquí es incomestible. El arroz rojo llega podrido, porque no limpian los perolos desde hace años, y lo único sólido de la sopa son los bichos que tiene. Tampoco tenemos agua potable. Viene directamente del río que está al lado y, como no hay depuradora, sale negra", explica Enrique, un catalán condenado a 16 años de cárcel por ser detenido con 60 gramos de heroína.
Desde 1980, el número de presos españoles en Tailandia se ha multiplicado por tres. Actualmente hay 14 -dos son mujeres-, y casi todos los sentenciados cumplen penas superiores a 20 años. El último preso español es un joven de 17 años al que la policía le encontró 50 gramos.
La mayoría de los hombres cumplen sus largas condenas en la prisión de Bangkwen, a 50 kilómetros al norte de Bangkok, un antiguo campo de concentración japonés con capacidad para 2.500 reclusos y donde se hacinan más de 7.000. Dentro de la prisión circula la droga "a precios razonables y con créditos para pagar". Cada día se mueven más de 10.000 dólares (1.600.000 pesetas, aproximadamente) en operaciones de compraventa de droga.
Para Santiago, un madrileño que estudiaba Medicina, lo peor son las condiciones higiénicas y sanitarias: "No se puede estar con enfermos de tifus y tuberculosos en una celda sin ventilación, 14 horas al día, sin poder moverse", ha declarado a EL PAIS SEMANAL.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
