Inmadurez
El grupo Teatro de la Danza pretende "unir texto, música y danza en una misma forma interpretativa", dice su director, Antonio Llopis. Puede llegar a conseguirlo es un trabajo de muchos años y muchas horas al día de ensayo, además de un mínimo de talento. Ahora no está en condiciones. Desconcierta que el Centro Dramático Nacional, del Ministerio de Cultura, Dirección General de Teatro, ofrezca en una de sus salas un espectáculo con el título de Fausto, con la firma de Goethe -y la música de Britten y Monteverdi-, y que además aparezca la colaboración del Instituto Alemán: algunos espectadores pueden sentirse engañados.El espectáculo vaga desde la altisonancia de frases enfáticas y lapidarias a la mera parodia, de ésta a un erotismo simple, para volverse a la filosofía. El texto de Goethe, como es costumbre, está machacado, añadido, entrecortado, utilizado mal. Los intérpretes han aprendido las bases de la danza pero no el arte de la palabra. Hablan incesantemente, y no saben hacerlo desde un escenario: es un oficio que no tienen. La coreografía tiene algunos destellos, como la escenografía y el vestuario.
Fausto, de Goethe, adaptación de Mundo Prieto
Dirección y coreografía de Antonio Llopis. Escenografía de Mundo Prieto y Antonio Llopis. Vestuario de Antonio Llopis y Amador García. Intérpretes: Roberto Álvarez, Luis Olmos, Mundo Prieto, Victoria Hernández, Luis Blat, Javier Planchuelo, Viviana López, Amelia Ochandiano, Antonia Rodrigo, Maite Picot, José Núñez, Lola Tisner, Rosa García. Sala Olimpia, del Centro Dramático. Madrid. 11 de enero de 1984.
No está maduro para su aparición en un escenario. No hay razón para negar a sus creadores y a sus intérpretes, sobre todo a los más jóvenes, un buen futuro. Pero ahora no reúne las condiciones para comparecer ante un público que, al pasar por la taquilla atraído por altos patrocinios, requiere una profesionalidad madura.
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