La dirección de Talbot en Poissy decide el cierre patronal
Cincuenta y cinco heridos, más de una decena de ellos muy graves, se contabilizaron ayer en la fábrica automovilística Talbot de Poissy, en las cercanías de París. Es el tercer día de auténtica guerra entre los empleados huelguistas y no huelguistas. La dirección del grupo Peugeot-Talbot-Citroën (PSA), a última hora, decidió el lock-out, esto es el cierre de la fábrica, a partir de este viernes. Los sindicatos y el Gobierno, todos de izquierdas, se ven desbordados por la base, mayoritariamente inmigrante.
Por tercer día consecutivo, ayer, la firma Talbot tuvo que hacer un balance sangriento, consecuencia del mano a mano a tumba abierta entre los obreros huelguistas y los que desean volver al tajo tras una huelga que mañana cumplirá su primer mes. Anteayer hubo 40 heridos, y el día anterior cerca de una veintena. Como ya se ha repetido, este conflicto mayor en el sector automovilístico francés se debe a la decisión de la dirección de PSA de reducir sus efectivos. Esta primera tanda de despidos alcanza a 1.905 empleados. En los próximos seis o siete años, Talbot rebajará sus 17.000 puestos de trabajo hasta 8.000, y ello será el resultado normal de la robotización de la fabricación de automóviles, única manera de ser competitivo en la tercera revolución industrial o tecnológica que se anuncia.La huelga de Talbot comenzó el día 7 de diciembre. Hace tres días, el Gobierno, tras un compromiso, con la empresa automovilística, autorizó la supresión de 1.905 empleos, y no de 2.905, como le pedía PSA. Todos los sindicatos aceptaron, a salvo del socialista autogestionario Confederación General de Trabajadores (CFDT), en competencia con la Confederación General de les Trabajadores (CGT), de tendencia comunista, que, a pesar de su doctrina sobre la cuestión (defensa de los trabajadores antes de nada), ha cedido por razones políticas, ya que los comunistas, en estos momentos, tienen cuatro ministros en el Gobierno de izquierda del presidente, François Mitterrand.
Batallas campales
Durante los últimos tres días, el sindicato disidente, minoritario en la empresa, consiguió impedir la reanudación del trabajo, desencadenando batallas campales sin precedentes en los últimos tiempos de la lucha laboral francesa.
Ayer, la confrontación alcanzó cotas inquietantes entre los obreros huelguistas y los no huelguistas. Todos los sindicatos, incluida la CFDT,apoyados por el Gobierno, clamaron la paz, sin ser oídos. Por temor a. la tragedia, incluso los sindicatos, como la dirección de la Talbot, solicitaron la intervención de la policía.
Las fuerzas del orden calmaron la fiebre, pero ya nada se da por seguro en la sede de la firma automovilística. Los huelguistas irredentos son. una exigua minoría, pero el 80% de los mismos son inmigrantes y no tienen nada que perder. Y, en última instancia, ni los sindicatos, ni el Gobierno de izquierdas, ni nada les consuela, ni les resuelve su problema. Todos ellos prácticamente, puesto que se les expulsa del trabajo, prefieren retornar a sus países de origen y no someterse a hipotéticos planes de formación y de reconversión.
El grupo PSA anunció ayer que a partir de hoy, cerraba la fábrica y cesaba el pago de los haberes de los 17.000 empleados. Al mismo tiempo, el grupo PSA acordó tomar distancias respecto a Talbot Para esto cederá sus acciones a oirás dos sociedades del mismo grupo, y con ello pretende evitar las consecuencias de una eventual quiebra de Talbot.
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