Antoni Cumella, el fruto de la experiencia

Antoni Cumella (Granollers, 1913), que expone actualmente en la Galería Rayuela de Madrid (Claudio Coello, 19) hasta el próximo 10 de enero de 1984-, es uno de los ejemplos artísticos del mejor espíritu :catalán contemporáneo, que ha sabido combinar arraigo y cosmopolitismo, tradición y modernidad. De hecho, tuvo la oportunidad de iniciarse en. el taller familiar, pero sin encerrar la inspiración en la estereotipación artesana. Por el contrario, utilizó la savia popular del oficio milenario bien aprendido como instrumento liberador en su pesquisas de vanguardia, una vanguardia, la catalana de entonces, antes de la guerra civil, que tenía hilo directo con París. A este triunfador precoz, que recién cumplida la veitena ya andaba metido en los círculos artísticos de Barcelona y que en 1936 ya obtenía una medalla de oro en la Trienal de Milán, la primera de una serie que en años posteriores ratificarán su aceptación internacional, no pudo hundirle ni el traumatismo de la guerra civil.

Antoni Cumella es capaz de sobrevivir a las circunstancias más adversas porque es un creador independiente y fiel a su trabajo. Ha 'sabido conjugar la paciencia rutinaria del que se sabe arropado por el más viejo oficio artístico con una curiosidad despierta, atenta a las novedades, aunque sin dejarse aturdir.

Quizá ahora, con la perspectiva de los años, es cuando se aprecie mejor el feliz resultado de esta actitud coherente. Por un lado, alcanza un refinamiento sorprendente por su total ausencia de retórica, algo muy difícil en la investigación con cerámica, donde técnica y formalmente hay un repertorio de trucos muy accesibles para cualquier hábil maestro; por otro, ha logrado una síntesis expresiva, verdaderamente original.

Así se puede de nuevo comprobar en la muestra que ahora presenta en Madrid, donde es muy justamente apreciado. En la amplia exposición de Rayuela hay, en efecto, una selección variada de piezas, representativas de los temas habituales en Cumella, desde las vasijas, donde resplandece su rigor clasicista y su sensualismo mediterráneo, hasta los relieves abstractos, en los que vuelca un sentido más orgánico, biomórfico, gotizante, superrealista. Y es que su imaginación creadora se nutre de un ambiente que hace posible el noucentisme y Gaudí, el cristal y el bosque, las dos fuentes vivificantes de la tradición artística occidental.

Con gres esmaltado, que emplea para las piezas más diversas, consigue unos efectos muy sugestivos de aplomo formal, calidad turgente y suavemente acariciante, mas sin prescindir nunca de un toque de fantasía. Cumella es además, como otros grandes artistas contemporáneos de Cataluña, un evocador mágico de la palpitación de la materia, del rumor de la tierra.

¿Qué vamos a descubrir sobre él a estas alturas? Con Llorens Artigas, ha sido el responsable de la recuperación de la cerámica para la más alta función artística. Es a través de estos creadores que se valen de la materia más humilde donde se decanta mejor la madurez de una sensibilidad colectiva. Como apuntaba al principio, son la espuma del mejor espíritu secular de Cataluña.