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Un detenido en Pamplona denuncia haber sido torturado en un monte por tres inspectores

Los tres inspectores del Cuerpo Superior de Policía de Pamplona que han sido separados provisional y preventivamente de sus empleos, como presuntos autores de los malos tratos al joven Francisco Javier Ezpeleta Brun, condujeron a éste, sin pasar por comisaría, a un monte cercano de la capital navarra, donde, según afirmó posteriormente el detenido, fue golpeado duramente en todo el cuerpo. Ni en la delegación del Gobierno en Navarra ni en la Jefatura Superior de Policía han querido comentar este hecho, y tampoco precisaron los motivos por los que se ha aplicado la sanción a los inspectores. Unicamente se han limitado a señalar que la decisión se ha adoptado tras realizarse una información tendente a esclarecer las circunstancias concurrentes en este suceso. De la misma forma se expresó la Dirección General de la Policía.

"Me detuvieron, junto con mi mujer -que a las tres horas sería puesta en libertad sin cargo alguno-, en el portal de mi casa. De allí, y sin pasar por comisaría, me llevaron a un monte cercano a Pamplona, en concreto a un pinar. Ahí, esposado, tres inspectores me golpearon en numerosas ocasiones por todas partes del cuerpo con una estaca de pino que cogieron en ese lugar y me propinaron también golpes de karate en los riñones y en el estómago", explica Francisco Javier Ezpeleta Brun, de 31 años, ex miembro de la organización ETApm, que regresó a España el 28 de octubre de 1982 como consecuencia de las negociaciones entre Euskadiko Ezkerra y el entonces ministro del Interior, Juan José Rosón.La detención de Francisco Javier Ezpeleta se produjo hacia las 14.00 horas del viernes día 17, a raíz del atentado perpetrado por ETA Militar contra el acuartelamiento que el Ejército del Aire tiene en el polígono de tiro de las Bardenas Reales, en el que tres personas resultaron heridas y sus instalaciones gravemente dañadas. Javier Ezpeleta fue detenido porque en una ocasión, con motivo de unas fiestas de hermandad entre dos poblaciones, había llevado a Francia, en su automóvil, al soldado voluntario Miguel Ángel Gil (uno de los supuestos autores de esta acción terrorista) y a un amigo de este último.

"Me apuntaban con un revólver

Francisco Javier Ezpeleta agrega que "mientras dos de ellos me pegaban, el tercero me apuntaba con un revólver en la cabeza", y que tras continuar en esa situación por espacio de más de una hora decidieron trasladarle a la comisaría.

"Durante el interrogatorio en el monte", continúa, "me preguntaron con qué gente había llevado a Francia a Miguel Ángel y qué tenía yo que ver con la organización. Como no me sacaron nada porque no he tenido nada que ver en todo este asunto, me dejaron tranquilo y me trajeron a la comisaría de policía. En el trayecto, al verme en tan mal estado me preguntaron qué me pasaba y yo les contesté que hacía cinco años que había sido operado a corazón abierto en la Clínica Universitaria y que me encontraba actualmente siguiendo un riguroso tratamiento médico por este motivo. Llevo, además puesta una válvula metálica en la aorta".

Al poco tiempo de llegar a la Jefatura Superior de Policía, Francisco Javier Ezpeleta fue trasladado a la casa de socorro, donde el doctor que le atendió comprobé que el joven tenía numerosos signos de golpes en todas las partes del cuerpo. "Aún hoy, una semana después, estoy que no puedo andar y prácticamente ni moverme", afirma. Javier Ezpeleta presenta hematomas sobre todo en la pierna derecha. Igualmente se le pueden apreciar dos moratones en la garganta y uno en la zona que rodea al ojo derecho.

El médico no creyó la versión policial

Antes de ir a la casa de socorro los inspectores de policía le advirtieron, según señala, que dijese que los golpes eran producto de una caída, "y así lo hice, pero el médico no se lo creyó y comentó que eso no había sido por una caída. A las dos horas de haber estado en este centro me volvieron a llevar de nuevo a otro médico, quien, sin embargo, no hizo ninguna observación. Hacia las 23.30 horas de la noche del viernes el responsable de la Policía Nacional en la comisaría, antes de pasar a ocupar una de las celdas, me mandó de nuevo a la casa de socorro para pasar un tercer reconocimiento", señala.

Durante toda la tarde del viernes y en algún momento de la madrugada del sábado, Javier Ezpeleta fue interrogado, aunque en estas ocasiones, recalca, sin sufrir golpes, "aunque sí amenazas. En esos momentos me preguntaban acerca de qué conocía de ETApm y ya no querían nada del atentado porque sabían perfectamente que yo no había tenido nada que ver. Y el sábado por la tarde fui puesto en libertad sin cargo alguno", concluye.

Mientras estuvo detenido, su hermano Daniel hablé con Mario Onaindía, secretario general de Euskadiko Ezkerra, y éste a su vez con Ramón Jáuregui, delegado del Gobierno en el País Vasco. Jáuregui recibió a Francisco Javier Ezpeleta el martes y pudo comprobar el estado en que se encontraba éste. Ese mismo día se entrevistó igualmente con Luis Roldán, delegado del Gobierno en Navarra, quien le adelantó que se había abierto una información a estos tres inspectores de policía, por lo que iban a ser separados de sus empleos. Posteriormente Javier Ezpeleta prestó declaración en la Jefatura Superior de Policía en tomo a este asunto.

Por otra parte, tres policías nacionales que participaron en la carga contra medio centenar de manifestantes que protestaban en Pamplona por la utilización del polígono de tiro de las Bardenas Reales han sido arrestados en sus domicilios. La sanción les fue impuesta tras una exhaustiva investigación en torno a este suceso. La actuación de la Policía Nacional que ocasionó esas sanciones se desarrolló en la plaza del Castillo de Pamplona el 29 de noviembre, cuando unas 50 personas realizaban una sentada para protestar por el uso del polígono de tiró de las Bardenas, utilizado habitualmente por la fuerza aérea española y la norteamericana. Ayer se ignoraba el número de días que durará el arresto.

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