Eugenio Trías se muestra indignado ante quienes tratan a Marx como perro viejo
El filósofo obtiene el Premio Nacional de Ensayo por Lo bello y lo siniestro'
Eugenio Trías ha sido profesor en las tres universidades catalanas, aún lo es en la Politécnica, en cuya Escuela Superior de Arquitectura imparte Estética. Miembro fundador del Collegi de Filosofia y del Institut d'Estudis d'Art, profesor en diversas universidades extranjeras, ha compaginado siempre la labor docente con la escritura y fruto de ello son una serie de libros, ninguno de los cuales ha pasado desapercibido entre el gremio filosófico, desde su primer, y ahora reeditado, La filosofía y su sombra, que era, ya desde la portada, un quiebro a ciertos tradicionalismos, hasta su reciente La filosofía del futuro, sin olvidar Lo bello y lo siniestro, la obra premiada, o Drama e identidad.Pregunta. En sus últimas obras se aprecia un cambio en su orientación, no tanto de presupuestos como de intereses, acentuado en La filosofía del futuro, donde aparece una seria recapitaluación sobre sus obras anteriores. A la luz de esa recapitulación, ¿Cómo valora usted su propia obra?
Respuesta. Hasta ahora era como si me faltara la clave fundamental, que quizá estaba esbozada o insinuada en otros libros y que en La filosofía del futuro creo que está, por vez primera, expuesta; no diré desarrollada, porque tengo conciencia de que la idea central, el principio de variación, tiene que ser desarrollada mucho más. Únicamente la presento como el centro de una reflexión. Yo ya la había ido trabajando, pero quizá nunca la había colocado en el centro. De forma que me encuentro un poco en una recapitulación y un poco en una inauguración. En cierta manera, es como si las cosas que he escrito hasta ahora quedaran centradas, provisionalmente centradas.
P. ¿Qué conexión hay entre su última obra y las inmediatamente anteriores, especialmente la galardonada con el premio?
R. Yo creo que este libro es para mí un poner en orden todo lo que he ido escribiendo hasta ahora. Articular temas que me parece que tenían una conexión y que era preciso hacerla patente. También creo que en esta elaboración se transforman las propias ideas. He intentando radicalizar reflexiones sobre las que en El tratado de la pasión o en Drama o identidad comenzaba ya a dar vueltas.
Acercamiento al marxismo
P. En sus últimas obras se aprecia una variación, además de temática, de enfoque. Parece más optimista, frente a la acidez de, por ejemplo, Drama o identidad, a la vez que realiza un acercamiento al marxismo.
R. Creo que, efectivamente, mi última obra no es nada ácida y que resulta incluso integradora. Respecto a Marx, siempre había mantenido una posición mucho más distante, sin valorar lo que tiene de cambio respecto a Hegel, respecto a su ontología social, que coloca la diferencia en el corazón de la sociedad. Este libro lo he redactado tras una lectura bastante a fondo y cuidada de la obra de Marx, especialmente el primer tomo de El capital, y algunas partes del resto de la obra, sobre todo, los escritos juveniles. Y también textos de tradición marxista: bastante Lukacs, Escuela de Francfort... Reconozco que el :marxismo ha sido para mí un foco de contradicción, frente al: que he mantenido una posición ambivalente: algo me atraía mucho y algo me repelía mucho.
P. Y, curiosamente, usted, que siempre había mantenido distancias respecto al marxismo, se acerca a él en un momento de desapego generalizado.
R. En eso hay algo en mí de indignación. En un momento de apologética marxista exagerada marqué mucho mi prevención, pero me parece alarmante en estos momentos, en general en todo el ámbito cultural europeo, y en particular en el caso de España, debido a la fragilidad misma de nuestros hábitos intelectuales, el tratar a Marx como un perro viejo. Sentiría la misma indignación si pasara esto con Freud o con Nietzsche.' Hay un nivel de reflexión altísimo en Marx, alcanzado sobre todo en El capital. Se puede tomar distancia, pero lo que no se puede es despacharlo como se está haciendo ahora. No sólo a niveles intelectuales, también a nivel político.
Polémica con el positivismo
P. Sin embargo mantiene usted la acidez de siempre respecto a las tendencias neopositivistas.R. He de confesar que antes de escribir el libro me sumergí bastante en la teoría de la ciencia. Kulín está muy aludido e incorporados algunos elementos suyos, los últimos desarrollos, que en cierta manera son postneopositivistas y en, cierta medida son intentos de ir más allá del positivismo. A lo que no he llegado es a la conciliación con el positivismo. Respeto el gran aporte que tuvo en su momento, pero me quedan resabios polémicos, quizá debido a que en mí hay una búsqueda de una metafísica de nuevo cuño, no lo que se ha llamado metafísica siempre. La polémica del positivismo con la metafísica, si a un nivel despeja terreno, a otro, lo cierra de una manera demasiado drástica.
P. En la búsqueda de esa metafísica de nILevo cuño, utiliza usted conceptos que remiten a realidades distintas de las tradicionalmente admitidas. Un caso es la noción de mónada, que en Leibítitz remite a unidades de estructuras idénticas y en usted sugieren estructuras diferenciadas.
R. Uso el término dándole un sentido distinto. Lo uso porque hay una constelación conceptual ,que me interesa mucho que es el encontrar la genealogía que va desde el intento nuevo de repensar la síntesis de atomismo y la teoría de las ideas de Leibititz, hasta la valoración de juzgar, que aparece en el fenómeno onginario de Goethe. El concepto que me interesa de verdad es el del fenómeno originario de Goethe. Supongo que resuena en la Monadología leibítitziana, pero con tina inflexión peculiar. Incluso en el principio de variación hay una cierta inflexión de este concepto de Goethe. Es un concepto crudo, lo usa, pero no lo elabora -él ya dice que no es filósofo-, más bien le saca un rendimiento por el lado de sus preocupaciones científicas. Lo que pasa es que yo me muevo a partir de una filosofía de la diferencia o de una filosofía que tiene sus pautas en una ontología podríamos decir heideggeriana: poniendo la diferencia como categoría fundamental desde la cual puede repensarse lo que se ha llamado tradicionalmente identidad. No a la inversa.
Con todo, creo que una reflexión sobre la unidad sería una de las muchas pendientes y quizá no del todo abordada en un libro que es un polvorín de cosas. Lo que me interesa más es verlo como inauguración que me da un terreno para futuras reflexiones.
Babelia
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