Venezuela busca un acuerdo para la renegociación de los vencimientos de su deuda exterior
La deuda externa venezolana, convertida en el principal escollo de la economía de este país, puede ser refinanciada a principios del próximo año, según estimaciones de los observadores económicos, que han visto con simpatía el interés puesto de manifiesto por el presidente electo, Jaime Lusinchi, por resolver este problema. La deuda exterior de Venezuela supera en la actualidad los 30.000 millones de dólares (4,7 billones de pesetas). Lusinchi, ya en plena campaña electoral, nombró una comisión asesora para tratar en forma exclusiva el tenia de la deuda exterior. La comisión está formada por ex ministros de Hacienda y expertos economistas que están elaborando un informe, para presentar al nuevo preisidente, que sea fiel reflejo de las posibilidades económicas del país y de las posibilidades de salir adelante.
En medios económicos ligados al presidente electo la impresión dominante es que, aunque la deuda externa constituye un gran problema, no se puede calificar de imposible un acuerdo con la banca internacional. Del resultado de la refinanciación dependerán los pasos que el Gobierno Lusinchi dé, en materia de reactivación econó mica, a partir del próximo 4 de febrero.
Las críticas más fuertes que se le han hecho a la actual Adminis tración, presidida por el socialcris tiano Luis Herrera Campins, se han centrado en el incremento del endeudamiento del país. Cuando Herrera Campins asumió el poder, el 12 de marzo de J979, destacó en el discurso inaugural de su Gobierno que recibía "una Venezuela hipotecada". Entonces la deuda exterior del país se calculaba en 15.000 millones de dólares y hoy la cifra se ha duplicado. Los expertos económicos han apuntado, además que durante la Administración actual ha habido retardo en lograr un acuerdo con los banqueros internacionales y se ha desaprovechado la ocasión en que estaban dispuestos a firmar un acuerdo.
En la actualidad las dificultades para la renegociación se han agravado porque una parte de la deuda está ya vencida, lo que ha provocado malestar en los bancos acreedores. Sin embargo, existe el convencimiento de que los banqueros internacionales desean negociar con los nuevos gobernantes para llegar a un pronto acuerdo que incluiría el pago de los compromisos en plazos relativamente largos.
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