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Un fuerte despliegue policial hace fracasar la convocatoria de Solidaridad para conmemorar la matanza de 1970 en Polonia

El aniversario de los sucesos de diciembre de 1970 en la costa del Báltico y de los muertos de la mina Wujek, tras la declaración de la ley marcial hace dos años, transcurrió sin graves incidentes en Polonia, donde fuertes contingentes de policía controlaron la situación e impidieron que se realizasen las manifestaciones, convocadas desde la clandestinidad por la Comisión Coordinadora Provisional del sindicato ilegalizado Solidaridad (TKK).

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En Wroclaw, Baja Silesia, la policía tuvo que recurrir a los cañones de agua para disolver a los mani festantes reunidos en la plaza del mercado, donde unos miles corea ron el nombre del sindicato prohi bido Solidaridad y el de su líder Lech Walesa.En la cuna del sindicato inde pendiente polaco y centro de los sucesos de diciembre de 1970 Gdarisk, el líder de solidaridad, Lech Walesa, se quedó ayer en la cama, aquejado de fiebre alta, y se hizo representar por su esposa, Danuta, que depositó una corona de flores ante el monumento a las víctimas de la matanza'El día anterior, Walesa había declarado que iría a depositar las flores al monumento "aunque tuviese que ir a gatas".

La policía acordonó en Gdansk los alrededores del astillero Lenin desde primera hora de la mañana. Los obreros sálieron del trabajo entre dos filas de policías, que lo canalizaron hacia fuera. Grupos de obreros se dirigieron hacia la zona de la estación y la sede provincial del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista).

El nombre prohibido

Unos centenares gritaron a coro el nombre del sindicato prohibido. Pasadas las tres de la tarde, desde la parroquia de Santa Brígida salió Danuta Walesa, junto con la secretaria de su marido, acompañadas de unas 200 personas, que llegaron hasta los cordones policiales en torno al astillero. Los seguidores de Danuta fueron rechazados a empujones por los policías.Danuta fue autorizada a pasar, llegó hasta el monumento, se arrodilló y rezó unos minutos mientras se ocultaba el sol. Ante el monumento, la esposa de Walesa depositó una corona de flores con un crespón que decía: "A los trabajadores de los astilleros caídos en diciembre de 1970. Lech Walesa".

Danuta dijo que se alegraba de que su marido estuviese en casa, porque "así se ahorró este espectáculo", con lo que aludía a la presencia masiva de la policía. Por la mañana, Danuta había declarado a una agencia de Prensa norteamericana que temía que, si Walesa acudía al monumento, podía ser despedido del astillero por salir a la calle durante la baja médica.

Por la noche, en la iglesia de Santa Brígida, la parroquia donde está situado el astillero Lenin, se celebró una misa en la que el párroco Henryk Hánkowski, padre espiritual de Walesa, predicó, y dijo que en 1970 los obreros gritaban: "Querernos pan", y en agosto de 1980, "Queremos justicia y libertad".

Hankowsky dijo que este proceso es positivo, y el monumento a los muertos es un monumento de esperanza, porque "no cayeron en vano". El sacerdote leyó en el sermón los nombres de los muertos en la matanza de 1970.

A la salida de la iglesia, unas 3.000 personas intentaron manifestarse a los gritos de "So-Ii-da-ridad" y fueron dispersadas por la policía, que recurrió a las porras. Los manifestantes gritaron: "Gestapo", y se dispersaron tras una media hora de carreras y escaramuzas.

En la ciud.ad industrial de Nowa Huta, un alTabal de Cracovia, la policía controló fuertemente la salida de los obreros de la siderurgia Lenin, y les obligó a subir rápidamente a los autobuses, que los llevaron a sus casas.

En la ciudad de Ursus, al lado de Varsovia, centro de los incidentes del año 1976 contra el alza de precios, unas 1.000 personas se congregaron en la iglesia donde carteles con la tipografia característica de Solidaridad decían: "Defendamos a nuestros pastores". Este texto aludía a los sacerdotes que recientemente han sido citados por la policía para declarar. Al final de la misa, se intentó formar una manifestación, que fue disuelta rápidamente por la policía, sin necesidad de recurrir a la violencia.

Seguimiento escaso

En una primera valoración, parece que la jornada de manifestaciones ha tenido un seguimiento escaso, lo que pone de manifiesto la crisis que atraviesa la organización clandestina de Solidaridad.La convocatoria de Solidaridad tenía por objeto conmemorar la matanza de 1970 en la costa Báltica y el segundo aniversario de los sucesos de la mina Wujek, en el sur de Polonia, donde al menos siete mineros fueron muertos por la policía después de la declaración de la ley marcial en 1981. Los líderes sindicales en la clandestinidad dijeron, según informa la agencia Reuter, que convocaban manifestaciones para "rendir homenaje a los que hicieron el sacrificio supremo en defensa de los derechos civiles y de los trabajadores".

La última convocatoria de la clandestina Solidaridad, el pasado 31 de agosto, para celebrar el aniversario de los acuerdos de Gdansk de 1980, que permitieron la creación del sindicato, también tuvo una respuesta limitada.

La Prensa oficial polaca acusa a Solidaridad de haber intentado manipular la jornada de ayer por razones políticas. El diario gubernamental Rzezcpospolita manifesfaba ayer que el camino elegido por Solidaridad para conmemorar los sucesos de 1970 es "una vía peligrosa" e "intensifica las divisiones".

La agencia oficial PAP mencionó ayer los sucesos en los que "fueron muertos trabajadores de los astilleros en 1970", sin hacer referencia a quien los asesinó, como o por qué.

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