El 'New Jersey' el buque de guerra mas poderoso del mundo, ataca posiciones sirias en Líbano
El barco de guerra más poderoso del mundo, el superacorazado norte americano New Jersey, entró ayer por primera vez en combate en Líbano, al abrir fuego a primera hora de la tarde contra instalaciones militares sirias situadas en la montaña libanesa. Con este segundo bombardeo naval en menos de 24 horas, la Administración del presidente Ronald Reagan deja claro que no rechaza entrar en una espiral de ataques y represalias cada vez más violentas con el Ejército sirio, al que asesoran en Líbano varios centenaresde consejeros soviéticos.
El portavoz del contingente militar norteamericano de la fuerza multinacional, el coronel Dennis Brooks, anunció que a las 15.37 horas (14.37, hora peninsular), el New Jersey había "disparado 11 veces en defensa de vuelos tácticos de reconocimiento" efectuados por dos cazabombarderos F-14 que fueron atacados por baterías y misiles lanzados por las fuerzas de Damasco, que, con unos 50.000 soldados, controlan un tercio del territorio libanés. Ambos aparatos, que no fueron alcanzados, aterrizaron poco después en el Independence.
Otros dos buques, el crucero Ticonderoga y el destructor Tatnall, participaron también en el bombardeo, disparando nada menos que 60 proyectiles de 127 milímetros de calibre sobre los mismos objetivos situados alrededor de las localidades de Tarchiche, Juar y El Hauz, en las montañas líbanesas del Chuf, entre 20 y 30 kilómetros al este de Beirut.
Las emisoras de radio libanesas interrumpieron inmediatamente sus emisiones. El superacorazado dispone de tres baterías de tres cañones, cada uno de 406 milímetros, las mayores piezas de artillería instaladas en un barco. Si dispara simultáneamente los nueve proyectiles, de 1.225 kilos cada uno, transforma en paisaje lunar una superficie equivalente a 10 campos de fútbol. Además de estos cañones, coordinados por un ordenador, con un alcance de casi 40 kilómetros, el New Jersey posee otros 12 de 127 milímetros. En total, más de 14 toneladas de bombas cayeron ayer sobre las fuerzas sirias.
A pesar de que ha sido dotado con los más modernos adelantos técnicos, el New jersey es un viejo buque de 59.000 toneladas -el doble del gran acorazado alemán Bismarck, hundido durante la segunda guerra mundial-, pero completamente rehecho y botado nuevamente el año pasado.
Desde hace tres meses, el New Jersey navega en aguas territoriales libanesas, junto con una treintena de barcos de la VI Flota norteamericana, entre los que figuran tres portaviones, cuya principal misión consiste en apoyar a los 1.800 marines del contingente destacado en Beirut.
El secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, declaró el lunes por la noche qué, aunque el tiro de la artillería de marina fuese menos preciso que el de la aviación, ésta no era una cuestión importante, y la utilización de la VI Flota se debía al abundante espacio vacío en torno a los objetivos atacados y a su carácter más devastador, al ser operacional durante más tiempo que la fuerza aérea.
A pesar del constante deterioro de las relaciones sirio-norteamericanas, ayer fue anunciada oficialmente en Damasco la visita del emisario norteamericano Donald Rumsfeld, que acaso se entreviste con el presidente sirio, Hafez el Asad, que ayer recibió -por primera vez desde su hospitalización, hace ahora un mes- a una personalidad extranjera, el ministro saudí de Asuntos Exteriores, príncipe Saud al Faisal, que pidió al jefe del Estado sirio que autorice la evacuación terrestre de Yasir Arafat y, sus 4.000 partidarios, cercados en Trípoli desde hace mes y medio y acosados desde hace una semana por la Marina de guerra israelí.
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