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La reunión de la OTAN y los misiles

La OTAN no dio su brazo a torcer respecto a los euromisiles. Moscú, tampoco. Los aliados del Pacto Atántico habían decidido, el 12 de diciembre de 1979, que instalarían los Pershing 2 y cruise en varios países europeos si a finales de 1983 no se había llegado a un acuerdo con la URSS para ¡imitarlas armas nucleares de alcance intermedio. Se ha cumplido el plazo; lo prometido se ha hecho realidad.La Unión Soviética venía advirtiendo que si se instalaban los,euromisiles abandonaría las negociaciones de Ginebra. También lo ha hecho.

Pero quedaban dudas de si retirarse de las negociaciones sobre los misiles intermedios suponía también hacerlo de las que trataban de los misiles de largo alcance o estratégicos.

La duda se ha despejado afirmativamente. Y asistimos con temor a este corte de puentes, al creciente distanciamiento entre el Este y el Oeste, al predominio ,del lenguaje de la amenaza y a la política del contrapeso de fuerzas.

Este planteamiento escalofriante de misil contra misil, que sobrepasa los límites de la estricta estrategia de la disuasión, tiene la contrapartida de que en su misma dramática peligrosidad impone el convencimiento de que sería una locura utilizar las posibilidades de la acumulación de los armamentos nucleares disponibles. Sin embargo, la escalada armamentista de las dos superpotencias, que evidentemente está bajo control, va acompañada de una serie de conflictos periféricos que Id añaden motivos de riesgo e incertidumbre. Moscú y Washington dejan de negociar en Ginebra cuando en Líbano Estados Unidos y Siria llegan directamente,a la manos, siendo así que en Siria hay unos 7.000 soldados soviéticos. Y en Centroamérica la presión norteamericana sobre Nicaragua está bordeando continuamente el choque directo.

9 de diciembre

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