Los 7.011 millones de la última remodelación de Barajas se destinaron en su mayoría a 'lavar la cara' del aeropuerto

Enrique Barón, actual ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, declaró el pasado jueves, 24 horas después del choque en una pista de Barajas de dos aviones con un saldo de 93 muertos, que las inversiones realizadas con motivo del Mundial-82 "habían ido más al tema ornamental que al de seguridad". Las obras de remodelación de la terminal comenzaron a principios de 1981 y terminaron en junio de 1982, seis meses antes de los previsto. Luis Gamir, entonces ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones inauguró oficialmente la nueva terminal. "El aeropuerto se va a convertir en un auténtico museo, por la categoría de las pinturas, esculturas y murales que se han colocado", declaró Gamir en el acto de inauguración.La remodelación se dividió en dos fases. Las obras de la primera proyectada bajo el mandato de Salvador Sánchez Terán como titular de la cartera de Transportes, costaron 2.192 millones de pesetas. Las de la segunda, diseñada en la etapa en que José Luis Alvárez ocupaba esa cartera, costaron 2.596 millones de pesetas. Las inversiones en una posterior tercera etapa de corta duración fueron de 263 millones de pesetas. A esas cifras se añadieron 1.960 millones de pesetas en obras complementarias, entre los que se incluyeron 561 millones gastados en mobiliario, decoración y obras de arte.

Los 7.011 millones de inversión corrieron a cargo de la dirección general de Infraestructura del Transporte. Juan San Nicolás, actual subdirector general de Infraestructura del Transporte Aéreo, declaró ayer que en esa inversión no se abordó la mejora de las condiciones de seguridad del tráfico aéreo en el aeropuerto, "porque eso depende de la Dirección General de Aviación Civil, que tiene sus propios presupuestos para ello". San Nicolás rechazó, por el mismo motivo, la idea, manifestada por el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), de que en las obras de remodelación podía haberse abordado la compra de un radar de superficie que disminuyera el riesgo de choques en pista como el del pasado miércoles. Un radar de superficie cuesta entre 500 y 800 millones de pesetas.

En relación con la remodelación de Barajas, un portavoz del SEPLA ha afirmado que "el lavado de cara del aeropuerto era necesario, porque Barajas es un escaparate de España ante nuestros visitantes, máxime cuando el turismo es nuestra principal industria", pero, al mismo tiempo, ha señalado que ya en octubre de 1975 el sindicato se dirigió a la Administración para solicitar la mejora de los sistemas de guía de los aviones en tierra y la instalación de un radar de superficie. En octubre de 1982 se adoptaron medidas en relación a la primera petición. El ministerio de Transportes invirtió unos 40 millones de pesetas para instalar 6 señalizadores verticales con el lema No entry y 17 barras o semáforos de parada.

De los 561 millones de pesetas invertidos en mobiliario, decoración y obras de arte con motivo de la reforma de la terminal, 70 fueron para la adquisición de esculturas, pinturas y murales, según fuentes de la Dirección General de Infraestructuras del Transporte. Fueron compradas piezas de Alberto Sánchez, Eusebio Sempere, Javier Clavo, Joaquín Vaquero, Pablo Serrano, Fernando Zobel, José Guinovart y Rafael Canogar, entre otros autores españoles. Estas compras obedecían a lo dispuesto en el real decreto 2832/ 1978, de 27 de octubre, que dispone que "en el presupuesto de toda obra pública financiada por el Estado deberá figurar una partida, equivalente al 1% de aquél, con destino a realizar trabajos artísticos de decoración, adorno o embellecimiento".

El proveedor oficial de estas obras, según la Dirección General de Infraestructuras, fue la madrileña galería Biosca. Sin embargo, algunos autores declararon ayer a EL PAÍS que sus trabajos habían sido comprados, tiempo atrás, por Propac, una sociedad ya desaparecida que tuvo su sede en un palacete de la calle de Casado del Alisal. Propac se dedicaba a la compra y restauración de edificios singulares, para su posterior venta, y a la organización de exposiciones comerciales de pinturas y esculturas.

En Proac participaba de modo destacado el democristiano José Luis Álvarez, que fue ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones entre mayo de 1980 y diciembre de 1981. Álvarez, miembro también de la sociedad Hispania Nostra, ha manifestado en di versas ocasiones su interés por el arte y las humanidades.

El resto de los 7.011 millones de pesetas invertidos se destinó a la mejora de la atención a los viajeros. En la zona de salidas se crearon 59 nuevos mostradores para trámites de facturación; un nuevo hall con tiendas, despachos de billetes, oficinas de información e indicadores de salidas de los vuelos; dos salas de espera con cafetería e información audiovisual, y 10 pasarelas de embarque con un tramo móvil para que el viajero pueda acceder al avión sin usar los vehículos de superficie. En la zona de llegadas las novedades consistieron en tres salas de recogida de equipajes, una zona de recreo con una cafetería, un autoservicio, dos restaurantes, dos minicines, una peluquería y centros de información y atención sanitaria.

La reforma del Mundial supuso asimismo la instalación de nuevos equipos de seguridad para evitar atentados y de un sistema de detección y extinción de incendios.