El dinero público para innovación tecnológica ha ido a empresas vinculadas a funcionarios y a la compra de estudios inexistentes
El CEDETI carece de contabilidad, registro de caja y bancos, inventarios y registro de pagos a justificar. Se creó para promocionar la innovación tecnológica y ha estado gastándose millones en con tratar copias literales de estudios que ya había subvencionado con anterioridad, en financiar cuantiosos proyectos industriales de empresas vinculadas a sus funcionarios o a sociedades que carecían de las más mínimas garantías económico-financieras; y todo ello sin el más mínimo control o responsabilidad.La tarea detectivesca de los auditores para verificar la existencia de cuatro cuentas en entidades bancarias privadas, de dos de la cuales no se conocen los movimientos "por no estar a nombre del organismo"; el cobro de dietas durante las vacaciones de Semana Santa; las irregularidades en la contratación del personal; la compra de un rayo láser a una empresa de producciones cinematográficas o los cuantiosos gastos de publicidad detraídos de partidas destinadas al desarrollo tecnológico sorprenden más por lo disparatado que por el propio despilfarro de fondos públicos.
Sobre el papel, el Cedeti es un organismo autónomo dependiente del Ministerio de Industria y Energía, creado para impulsar y promocionar el desarrollo tecnológico de la industria española. Para ello dispone de fondos aportados por el Estado, de las ayudas internacionales mencionadas y de unas tasas que cobraba a las empresas por concepto de evaluación de proyectos.
Los puestos de trabajo del Cedeti se cubrieron, desde su fundación, básicamente con funcionarios de empleo eventual y con contratados de régimen administrativo de colaboración temporal. De las 40 personas que trabajaban en el organismo a finales de 1982, 28 eran funcionarios eYentuales (un 70% de la plantilla). No es posible, según los auditores, que el 70% de la plantilla sean puestos de confianza o asesoramiento especial, únicos para los que la ley contempla la contratación de funcionarios eventuales.
Al margen de esto, todos los empleados recibían retribuciones fuera de nómina de diversa cuantía, hasta un importe anual global de unos 12 millones de pesetas. Por otra parte, respecto a estas retribuciones fuera de nómina, los perceptores de las mismas, según la auditoría, "firmaban un recibo en el que se mencionaba haber cobrado tales importes de diversas empresas, una de ellas, Asinco, SA, con la que el Cedeti había contratado la ejecución de numerosos estudios, algunos de ellos identificados como fotocopias de otros anteriores".
Entre las actividades del Cedeti se encuentra la de realización de estudios generales sobre los objetivos del centro, nuevos productos o nuevas tecnologías, y estudios concretos con perspectivas de comercialización de proyectos determinados, que cuenten o puedan contar con apoyo financiero del organismo.
Estudios inexistentes
Para estos menesteres, el Cedeti, entre 1979 y 1982, ha contado con créditos por 415,8 millones de pesetas y con obligaciones reconocidas por 274,5 millones de pesetas.
La mayoría de los estudios auditados fueron propuestos por el Departamento de Estudios al director general y posteriormente al Consejo Rector del Cedeti; otros 13 lo fueron por el Departamento de Promoción e Innovación (que no existe en la estructura orgánica del Cedeti), y 22 (lo que supone un 19% del total) "respecto a los cuales no se ha podido llegar a saber quién fue la persona proponente".
En estos últimos aparecen las irregularidades más importantes. Los auditores reflejan "el escaso o nulo control existente en la custodia de los estudios y en la explotación de sus resultados". Sólo una mínima parte se encontraba en la biblioteca o en alguna dependencia del Cedeti. La mayoría "habían sido almacenados en un lugar de difícil acceso (el cuarto de los ascensores), donde resultaba problemática su localización, sin que hayan sido encontrados algunos de los solicitados". Esto pone de manifiesto, añaden los auditores, "la escasa utilidad que para el Cedeti han tenido, al menos, gran parte de los estudios financiados por el mismo".
El informe recoge también algunos estudios, dotados como tales, pero que encubren otros destinos y finalidades: la edición de dos manuales, adjudicados, en tres millones y en cinco millones a la empresa Leo Carrera; la realización de un spot publicitario para Televisión Española, adjudicado en 2,6 millones a M. M. L. B. y Ricardo Pérez, y la realización de un cortometraje de animación sobre el Museo de la Ciencia, adjudicado a Brezal en 1,98 millones.
La auditoría ha detectado también "la existencia de al menos 14 estudios por un importe total de 16.248.514 pesetas", que en realidad no han existido y encubren los gastos de impresión de los Cuadernos del Cedeti, publicación del organismo que la mayoría de las veces se regala.
El dinero público para innovación tecnológica ha ido a empresas vinculadas a funcionarios y a la compra de estudios inexistentes
La aprobación de los estudios por el Consejo Rector del Cedeti es un trámite preceptivo para su adjudicación. "Al intentar comprobar su cumplimiento", se asegura en el informe, "se pone de manifiesto el escaso control existente por lo que se refiere a las actas del Consejo Rector".Los auditores, en los expedientes examinados, no pudieron comprobar en algunos estudios la aprobación del consejo rector, al no figurar mención alguna de ellos en el acta, ni aparecer tampoco en los acuerdos relativos a los mismos. Es el caso de dos estudios por 2,4 millones y 2,3 millones adjudicados a Fraser, SA; de un estudio por 4 millones adjudicado a ESADE; de dos estudios por 3,25 millones y 3 millones adjudicados a ASINCO, y de otro por 2,5 millones adjudicado a ENTEL.
Extrañas vinculaciones
En muchos otros casos, según los auditores, sí aparecen los documentos (a veces sólo fotocopias de los mismos) en los que, según, el sistema anteriormente explicado, se plasmaba y desarrollaba un determinado acuerdo tomado por el consejo rector. Sin embargo, las actas del consejo rector de las fechas indicadas por los documentos no contienen ninguno de los acuerdos que aparecen en éstos como aprobados por aquél. En este caso hay 15 estudios, adjudicados en 106,8 millones de pesetas, y que corresponden en su mayor parte a la empresa ASINCO (12 estudios por 73,7 millones), a SERMEC, SA (un estudio por 24 millones), a Identicar, SA (2,2 millones) y a Fraser, SA (6,9 millones). Asimismo aparecen firmados por persona distinta a la que lo hace en el acta de los acuerdos los siguientes estudios: seis adjudicados a ASINCO, SA, en 46,8 millones; y dos adjudicados a Fraser, SA, en 16,9 millones. Todos estos acuerdos, con fecha 26 de enero de 1982, tienen la firma como presidente de Enrique Aldama y Miñón. "Hay que hacer constar", dicen los auditores, "que Aldama no figuraba entre los asistentes a la sesión del 26 de enero de 1982, en la que fue sustituido por Alejandro Nieto; que actuó como presidente en funciones y firmó el acta de la misma fecha".
Por otra parte, siempre según la auditoría, dos de estos últimos estudios reseñados (uno adjudicado a ASINCO por 8,9 millones y otro adjudicado a FRASER, SA, por 9,9 millones) son copia de otros anteriores. Es decir, que se ha facturado varias veces un mismo estudio.
La contratación de estudios, igual que todas las demás a las que ha acudido el Cedeti, "nunca se ha realizado bajo los principios de publicidad y concurrencia establecidos por la ley de Contratos del Estado, sino que en todos los casos se ha procedido por adjudicación directa, sin que a veces consten siquiera las tres ofertas preceptivas, sobre todo hasta principios de 1982". Para la adjudicación directa se aducen razones de urgencia o de excepcional importancia de los trabajos encargados; pero en muchos casos los auditores han comprobado que muchos de los estudios así adjudicados son copia literal de otros estudios también financiados por el Cedeti.
Hay que señalar la frecuencia con que se repite el nombre de algunas empresas que realizan estudios para el Cedeti. Los más representativos son los de ASINCO, SA, y FRASER, SA. A la primera, en un plazo aproximado de dos años, se le adjudicaron 14 estudios, habiendo cobrado por ellos 77,7 millones de pesetas; mientras que a la segunda se adjudicaron 13 estudios por un importe de 42,8 millones. "La suma de ambas cuantías representa un 43% del importe total dedicado por el Cedeti a la financiación de estudios desde su creación hasta final de 1982".
Estas cantidades no son las únicas abonadas a estas empresas, según los auditores. Se les han pagado también numerosos seguimientos de proyectos, y a ASINCO, SA, en concreto, se le abonaron 14 millones por "un proyecto que tiene todas las características de un estudio". Por otra parte, la Dirección General de Innovación Industrial y Tecnología (cuyo director es el mismo que el del Cedeti) ha contratado estudios en numerosas ocasiones con FRASER, SA (tan sólo en 1981, 19 estudios por un importe de 58 millones de pesetas). A las dos firmas citadas hay que añadir SERMEC, SA, según los auditores, que ha sido la adjudicataria del estudio más costoso de cuantos encargó Cedeti (24 millones de pesetas). .
SERMEC, SA, que se constituyó con 600.000 pesetas de capital social el 11 de junio de 1979, tuvo como secretario general del consejo de administración a Luis Gálvez Hernández, "que desde finales de 1978 hasta diciembre de 1982 ejerció las funciones de director del departamento de promoción del Cedeti". Según se ha verificado por los auditores, Gálvez dimitió de su cargo en SERMEC el 15 de septiembre de 1981. El estudio de 14 millones a dicha empesa es de fecha 19 de febrero del citado año.
ASINCO, SA, según los auditores, se llamó Gestora Deportiva, SA, hasta el 31 de octubre de 1980, fecha en que cambia sus estatutos y objeto social. La sociedad tenía un capital escriturado de 50.000 pesetas.
INTECAP, SA, adjudicataria de un estudio por 2,5 millones de pesetas, tiene como consejero delegado el 11 de mayo de 1983 a Juan Luengo Vallejo, que había cesado como director general del Cedeti el 7 de diciembre de 1982, "ignorándose si en ese momento ejercía algún cargo en INTECAP". Por fotocopia de la escritura pública de un poder otorgado por la mencionada sociedad, el 9 de febrero de 1982, se comprobó que era secretario del consejo de administración Ángel Fernández Picaza, funcionario eventual del Cedeti desde septiembre de 1980 a diciembre de 1982. "Figuraba además en el consejo de administración de INTECAP, SA, Rafael Martín Moyano, que fue nombrado el 4 de noviembre de 1981 y que, a su vez, formaba parte del consejo rector del Cedeti el 30 de septiembre de 1982, fecha en que se aprobó el estudio".
Cobrar varias veces el mismo estudio
Pese a financiar los estudios el Cedeti, en buena parte de los contratos se admite que su contenido pueda ser transferido por la adjudicataria a terceras empresas. Esto podría significar, a juicio de los auditores, una forma de subvención encubierta a determinadas sociedades. De hecho, llama la atención el escaso número de días que se fija en ocasiones para la realización de estudios de un importe cuantioso (15 días para estudios adjudicados en tres millones de pesetas). Se han detectado a veces estudios que habían sido realizados, con mucha anterioridad a su adjudicación por el Cedeti.
En cuanto a contenido, los auditores han comprobado que muchos estudios son copia (incluso fotocopia en algún caso) de otros financiados con anterioridad por el Cedeti. Así, según el informe de auditoría", Asinco ha copiado el estudio E-22 (adjudicado en cuatro millones) de otro realizado por INEX, SA, el E-20B, por el que el Cedeti pagó 2,95 millones; también copió el E-74, por lo que cobró 8,93 millones, del E-43, que había sido realizado para el Cedeti por ITP en cuatro millones; Asinco refritó asimismo un estudio realizado por la Fundación Rafael Leoz para el Cedeti, que en su día había cobrado tres millones por el mismo, facturándolo nuevamente al organismo oficial en cuatro millones. Fraser, SA, por su parte, cobró 9,97 millones por una copia de un estudio realizado por Esade, que había costado ya cuatro millones al Cedeti.
Finalmente, hay dos estudios más de Asinco, el E-71 (6,87 millones) y el P-90 (15 millones), que, según los auditores, son copia de una memoria realizada por Entel y de las ponencias de un congreso organizado por el propio Cedeti.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.