Victoria por Vittorio
Confesó Rossellini que se arrepentía de haber rodado El general de la Rovere porque las razones que le inspiraron fueron primordialmente alimenticias. Secundando su declaración, algunos de sus exégetas consideran igualmente fallida esta película porque, según dicen, la reconstrucción de los decorados de posguerra, que en las películas anteriores de Rossellini eran realmente las calles bombardeadas, confirió un tono forzado respecto a su poética habitual.Los directores de cine no son frecuentemente quienes mejor entienden su obra. El desprecio que Roberto Rossellini sentía hacia El general de la Rovere carece de sentido cuando se contempla hoy la película. Puede, efectivamente, que el director no encontrara en esta historia los elementos que le eran más queridos, o que su rodaje le obligara a retrotraerse a preocupaciones ya superadas, pero también es cierto que la historia de ese impostor que finge poder ayudar a los detenidos por las tropas alemanas de ocupación y que es forzado por éstas a suplantar al mítico general de la Rovere está llena de sentido y de emoción, aunque la película contenga momentos débiles, sobre todo en su parte central.
El general de la Rovere
Director: Roberto Rossellini. Guión: Dergio Amidei, Diego Fabbri, Indro Montanelli y Roberto Rossellini, según la novela de Indro Montanelli. Fotografía: Carlo Carlini Música: Renzo Rossellini. Intérpretes. Vittorio de Sica, Hannes Messemer, Sandra Milo, Giovanna Ralli, Anne Vernon. Drama. Italiana, 1959. Local de estreno: Dúplex 2. Madrid.
La importancia del actor
Decía el crítico José Luis Guarner que "no sabemos cómo sería Vittorio Emanuelle Bardone en la realidad, pero en la película se parece asombrosamente a Vittorio de Sica". Es una buena frase para describir la importancia que el actor tiene en el conjunto de la película.Sin Vittorio de Sica quizá resultara inconsistente ese personaje tan tramposo, embustero y cinIco, pero, su espléndido trabajo, su minuciosa descripción de las debilidades de ese personaje (tan imprevisible cuando al final decide efectivamente vivir y morir como el auténtico general cuya personalidad usurpa), va adquiriendo una verosimilitud adnúrable.
Al margen de lo que pensara su autor, El general de la Rovere permanece viva, al menos gracias a su intérprete.
Babelia
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