El Salvador, una advertencia
Ya no es noticia que cuando un norteamericano regresa de El Salvador se queje amargamente de que los miembros de extrema derecha amenazan al país tanto como las guerrillas izquierdistas. Pero sí es nuevo cuando el acusador es un halcón del Pentágono. (...)Cuando el subsecretario de Defensa, Fred Ikle, habla claro contra los escuadrones de la muerte de la derecha violenta, viene a demostrat que el asesinato en El Salvador es un escándalo que no sólo se burla de la conciencia de Estados Unidos, sino que socava su misma política.
( ... ) Si prosigue la oleada deasesinatos del escuadrón de la muerte a medida que El Salvador se acerca a las elecciones de la próxima primavera, un electorado atemorizado puede poner la presidencia en manos de Roberto d'Aubuisson o de algún otro extremista que considere a los democristianos o a los sindicalistas poco mejor que a los comunistas.
Un desolador cuadro militar puede contribuir también a la alarma de Washington. Una considerable ayuda ha permitido al Ejército salvadoreño contener, pero en modo alguno acabar con el desafío que suponen los aproximadamente 6.000 guerrilleros. La reforma agraria se ha detenido por la guerra y también por una campaña de terror contra los campesinos. Los escuadrones de la muerte responsables de ello se han aliado con los terratenientes y, como los diplomáticos estadounidenses en El Salvador reconocen ahora desesperanzados, parecen inextricablemente unidos a oficiales del Ejército y de las fuerzas de seguridad. La incapacidad de Gobiernos civiles débiles para reducir tales crímenes echa por tierra todos los esfuerzos norteamericanos para apoyar un centro salvadoreño. (...)
19 de noviembre
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