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Nuevo Estado en el Mediterráneo

Moscú reacciona con prudencia y apoya una solución negociada en las Naciones Unidas

Moscú sigue con gran prudencia los acontecimientos que se producen en Chipre, y ayer, en el primer comentario hecho al respecto por la agencia oficial Tass, volvió a reiterar su propuesta de celebrar una conferencia internacional, en el seno de las Naciones Unidas, para buscar solución a los problemas de la isla mediterránea.Como única frase que pudiera ser interpretada, indirectamente, como crítica a los turcos, Tass calificó de enemigos de la libertad y de la independencia de Chipre" a aquellos que tratan de procurar que la isla continúe dividide. Hasta el momento, el Kremlin ha apoyado al Gobierno greco-chipriota y ha insistido en la necesidad de que se alcance la reunificación perdida hace casi una década.

El comentario de Tass insistía en que deben marchar de Chipre las tropas extranjeras y desmantelarse las bases que allí mantiene el Reino Unido. No se hacía ninguna referencia directa a las tropas turcas que permanecen en el norte de la isla, pero en el contexto era. evidente que éstas eran las tropas extranjeras a las que aludía la agencia oficial soviética. La prudencia de Moscú al evitar duras críticas al régimen de Ankara se interpreta en la capital soviética como producto de los deseos del Kremlin de mejorar sus relaciones con Turquía. La URS S trata con gran celo sus relaciones con este vecino del Sur, el único país de la OTAN con el que comparte amplias fronteras. Una crisis en Chipre -podría ser el temor de Moscú- llevaría quizá a aumentar la influencia occidental en la isla, como ya ha sucedido en Líbano. De ahí que, al igual que para Oriente Próximo, la URSS reclamará una conferencia internacional, bajo los auspicios de la ONU, que daría al Kremlin la posibilidad de. no quedar marginado de la situación. La declaración de independencia de la parte de Chipre ocupada por los turcos llega, precisamente, cuando Moscú denuncia el incremento de la presencia militar de EE UU en el flanco oriental del Mediterráneo; de ahí que una de las primeras preocupaciones de los soviéticos haya sido insistir en que ninguna fuerza militar ajena a Chipre debe participar en la solución de los problemas de la isla.

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