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Policías municipales pretenden evitar con perros adiestrados la venta de droga ante los colegios

Fred, un perro pastor alemán nacido hace dos años y medio en Checoslovaquia es en la actualidad la estrella de las Unidades de Protección Ciudadana de la Policía Municipal de Madrid, cuyo tercer aniversario se cumple hoy. A Fred y sus cuidadores se les puede ver, desde mediados del pasado mes de septiembre, a la puerta de los colegios madrileños, justo en los momentos de entrada y salida de los chavales. El objetivo de este equipo: ahuyentar a los camellos o traficantes de droga de los centros escolares.

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A las 13.45 horas, de las puertas del colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo sale un tropel de decenas, cientos, hasta 2.000 niños que, de repente, cortan sus carreras en seco porque en la acera de la calle de Juan Montalvo, en el barrio de Cuatro Caminos, hay una sorpresa inesperada. Un hombre alto, uniformado de azul oscuro y armado con revólver del calibre 38, contempla la escena con un perro delgado y musculoso, de pelo oro y negro. Unos metros más allá, aparcado frente a la escuela, hay una Renault 12, modelo GTL, tipo ranchera, con otros dos policías municipales de pie y el distintivo del 092 del Servicio de Protección Ciudadana.La chavalería rodea al perro, lo toca, lo palmea, lo piropea, pretende montarse en él sin que el animal mueva un solo músculo. Unos minutos después José Luis García Torres, el agente cuidador de Fred, sale en su defensa: "¡Que lo vais a aplastar!".

Fred nació en Checoslovaquia y a los seis meses fue llevado a la Escuela de Adiestramiento de Perros que la Guardia Civil tiene en El Pardo. Para entonces ya había sido enseñado en la lengua de su país natal a realizar algunos movimientos, y por eso el policía García Torres, que manifiesta ser ecologista, le ordena que se siente, se tumbe, se levante, camine, olfatee o ataque con palabras checas. "Fred, seni", y el el perro se sienta. "Fred, poshor", y 30 kilos de músculos y huesos valorados en 250.000 pesetas se disponen a saltar sobre un hipotético enemigo, morderle el brazo y paralizarlo.

Las habilidades de este perro proceden de un riguroso entrenamiento en la mencionada escuela de la Guardia Civil, en el que participaron los hombres de la sección canina, el último destacamento creado por las Unidades de Protección Ciudadana (UPC), que, aparte de Fred, cuentan con otros siete animales de las mismas características, idéntica función y también en servicio desde hace algo más de un mes.

"Estos perros son muy pacíficos, disciplinados y sociables, y los padres no deben de temer que muerdan a sus hijos en las entradas o salidas de los colegios", afirma el sargento Emilio Vázquez Novo, responsable de la Sección Canina. "Fred', prosigue, "sólo ataca si su guía se lo ordena o si éste es agredido, y nunca lo hace con peligro de muerte para su adversario". El sargento Vázquez Novo está entusiasmado con sus ocho perros y espera con impaciencia el día que la sección cuente con los 20 ejemplares prometidos por el Ayuntamiento. "Entonces haremos la vida imposible a los camellos", dice.

La Sección Canina se pone en marcha a las siete de la mañana en la sede de la UPC-1 en la Casa de Campo. Las rancheras policiales van a El Pardo a recoger los perros, porque la Policía Municipal no cuenta con perreras propias. A las 8.30 y a las 13.30 horas en punto, en ocho colegios de Madrid -cada día distintos, para sorprender a los traficantes- aparecen estas unidades especiales. Si un can detecta cualquier tipo de estupefaciente en los alrededores de la escuela, su cuerpo se tensa, olfateando en la dirección del sospechoso. Los 8 perros han participado ya en la detención de dos presuntos traficantes en sendos colegios de las calles de Grandeza Española y de San Bernardo.

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