Expectación ante el proyecto de reforma agraria para Andalucía, que se presenta hoy en Carmona
Después de cinco meses de preparativos e incertidumbre, esta tarde será dado a conocer a la opinión pública el proyecto de ley de reforma agraria para Andalucía, en la localidad sevillana de Carmona, en medio de una gran expectación en los medios políticos y sociales de la región. El proyecto constituye la operación política más importante del Gabinete Escuredo, y el propio presidente se juega buena parte de su futuro en el envite.
La elección de Carmona como marco de esta presentación obedece a la voluntad de la Junta de Andalucía de conectar la reforma agraria con el andalucismo más reciente. Allí fue donde los representantes de UCD ,PSOE, PCE y PSA elaboraron el borrador de lo que luego sería el Estatuto andaluz por la vía del artículo 151 de la Constitución, una vez superado el histórico referéndum del 28 de febrero.El acto será doble. Por un lado, Rafael Escuredo, el vicepresidente del Gobierno andaluz y secretario regional del PSOE, José Rodríguez de la Borbolla, y el consejero de Agricultura y Pesca, Miguel Manaute, explicarán en conferencia de prensa el contenido del proyecto, con retransmisión en directo por el centro regional de Televisión Española y por las principales emisoras andaluzas. Más tarde habrá un acto público en un teatro local, organizado por el PSOE como inicio de su campaña de defensa del texto, que en las próximas semanas llegará a todos los rincones de la comunidad autónoma.
Lo que se conoce de la reforma agraria planeada por la Junta indica un planteamiento ajustado al máximo a la legalidad constitucional y un propósito de modernización del campo andaluz más centrado en el uso de la propiedad que en la propiedad misma. La aplicación estricta de la ley de Fincas Manifiestamente, Mejorables y el establecimiento de unos baremos de productivi.dad por comarcas son dos de los elementos sustanciales del cambio proyectado, en el que el sector público agrario, formado a través de las propiedades de Icona y las fincas expropiadas a Rumasa, sería la punta de lanza de una transformación gradual de la agricultura.
Diversas fuentes consultadas consideran avajuado el texto, en cuya elaboración ha tenido un papel muy destacado el catedrático José María Sumpsi, recién nombrado director general de Estructuras Agrarias de la Junta de Andalucía.
A nivel político se da por descontado la oposición de Alianza Popular y del Grupo Centrista, por un lado, y del PCA y PSA, por otro. Los comunistas, que han desarrollado una espectacular campaña por la llamada reforma agraria integral, proponen una atención máxima al problema de la tenencia de la tierra, y los nacionalistas ya han advertido que, sin reformar el Estatuto, la Junta carecería de competencias para la reforma.
El acoso al Gobierno andaluz sólo sería compensado por un respaldo completo por parte del Gobierno central, lo que ofrece dudas razonables. De hecho, aún no está totalmente liquidada la negociación sobre las transferencias relativas al Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), palanca fundamental de actuación, y hay quien piensa que Rafael Escuredo, acostumbrado a apostar fuerte y tirar hacia adelante de la institución y del partido a los que pertenece, podría ser abandonado a su suerte en esta auténtica aventura.
Socialmente el problema es peliagudo. Nadie cree que una reforma agraria de hoy, sea cual fuere, vaya a enfrentarse con éxito al primer déficit de esta tierra de carencias: el déficit de empleo. Los trabajadores eventuales del campo, a quienes últimamente se exige mucho más en la lucha cohtra la picaresca que a los otros sectores sociales, se encuentran ante el drama de que la modernización de la agricultura no va a proporcionarles más empleos.
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