La publicidad sobre 'Nacho'
Con esta carta me sumo a las que últimamente veo aparecer cada vez con más frecuencia en esas páginas en relación con la pérdida de confianza en EL PAÍS.No voy a comentar nada referente a información estrictamente política, por la cual no se puede hablar precisamente de veleidades izquierdistas de ese periódico y, si me apuran un poco, ni siquiera de objetividad.
Desde un tiempo a esta parte (¿28-0?), a esie periódico le llegó la hora del cambio en su línea editorial, y es, cuando menos, desconcertante, con una de cal y otra de arena, y esto no creo que sea porque EL PAÍS haya perdido sus papeles, sino más bien porque los tiene muy claros.
Hay muchas cosas que me disgustan de EL PAÍS, y me voy a referir a algunas de las más recientes:
- El tratamiento del caso Urquijo, como si fuera un problema nacional, y levantando sentimientos de lástima entre el personal hacia el pobre Rafi, como si él fuera el único preso de nuestras rebosantes cárceles. Me recordaban estos episodios al tratamiento de la Prensa franquista a las aventuras de el Lute.
- La gira de Julio Iglesias con propaganda gratuita (¿o no?) a este gran patriota y defraudador del fisco, al que sólo falta que le pongan una calle. Cuando hayotros cantantes que cantan más en y para el pueblo.
- La gota que desborda el vaso del disgusto es la publicidad en dos páginas aparecida en el número del domingo día 3 contra el aborto y a favor de una pretendida defensa de la vida. Existen, señores de EL PAÍS, unas normas éticas sobre publicidad. Se prohíbe sacar personas en pelotas o deportistas tomando alcohol o señores anunciando armas que matan mejor, o heroína marca Percherón que coloca mejor, y ustedes, por supuesto, tienen el buen gusto de no publicar esta publicidad. Pues debían utilizar ese mismo gusto y no incluir ese engendro vomitivo al que me refiero. /
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