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Centroamérica y nosotros

( ... ) España, como otros muchos países europeos occidentales, se comprometió en su día a apoyar al pueblo nicaragüense en su lucha por superar los estragos de una dictadura como la somocista, que había arrasado el país. Bajo el mandato de Reagan, la Casa Blanca ha intensificado una política de anticomunismo a ultranza que le ha hecho ver enemigos por todas partes, llegando a dudar de la buena fe de sus aliados occidentales cuando no han secundado a ciegas su política, como sucede con Centroamérica. El resultado de ese asedio norteamericano a Nicaragua, tanto en el plano de lo político como en el de lo militar, ya se está viendo, con una radicalización, hasta cierto punto explicable, de la revolución sandinista. El Ejecutivo socialista, que permanentemente ha expresado una singular preocupación por los conflictos en esta región del mundo, se ha visto envuelto, y cuando no manipulado, en la campaña puesta en circulación sobre el conflicto. Se ha dicho, sin razón alguna, que España está actuando como "compañero de viaje" de los revolucionarios y que su política es "más tercermundista que propia de un Estado de Europa occidental". Olvidan estas críticas, y algunas operaciones propagandísticas, que tanto Francia como la RFA con su anterior Ejecutivo se han comprometido, igualmente, a que Nicaragua logre constituirse en una democracia estable y mejore las condiciones de vida de su pueblo, destrozado por Somoza y su camarilla. ( ... ) 5 de octubre.

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