Un pacto con la derecha conservadora
El presidente González afirmó ayer en los pasillos del Congreso, al término del debate sobre el estado de la nación, que su Gobierno es "sólido". La oposición, por el contrario, padece el síndrome de una insuficiencia aritmética circunstancialmente aguda. Los 202 votos en que se apoya el gabinete socialista son, más que una maquinaria de apisonamiento, el reflejo de unas indicaciones ciudadanas. Pero la minoría conservadora enseñó ayer sus uñas en una moción firmada por tres grupos parlamentarios: popular, minoría catalana y centrista. Fue una moción conjunta, en la que se unían a Alianza Popular, enriquecida por las adherencias del PDP democristiano y unos amigos liberales, los restos del centrismo y los catalanes de Roca Junyent. La moción demostraba que esas fuerzas están más unidas por lazos ideológicos que separadas por divergencias políticas.La citada moción fue defendida por Herrero de Miñón sin especiales alardes. Se trataba, en el fondo, de poner a votación una suave reprimenda al Gobierno mediante un breve preámbulo seguido de cuatro puntos. Sustituido el preámbulo, muy crítico, por una frase neutra, el grupo socialista aceptó el 75% de la reprimenda. Se ha comprometido así a adoptar una política económica que fomente el relanzamiento de la inversión privada, creadora de empleo, y a profundizar en el desarrollo de las libertades constitucionales y en la seguridad de los ciudadanos. Rechazaron, sin embargo, los socialistas el punto que pedía un esclarecimiento de la política exterior para la defensa más realista de los intereses españoles.
Ha sido generoso el Gobierno, o su infraestructura parlamentaria, en la aceptación de mociones. Roca Junyent, quien presentó 13 en nombre de su grupo, sólo sufrió un rechazo, precisamente en el punto que exigía al Gobierno, durante este período legislativo, precisiones sobre el contenido del referéndum OTAN. Los comunistas tuvieron peor suerte, ya que los socialistas sólo votaron a favor de cinco de las 17 cuestiones instadas por Carrillo.
Se han aclarado algunas circunstancias de la realidad nacional en este debate, pero se han oscurecido otras, aunque la oscuridad, a veces, introduzca efectos esclarecedores. Las presiones internacionales no favorecen en un futuro previsible la convocatoria de un referéndum sobre permanencia en, o salida de, la OTAN, mientras la suavidad de los debates y la dura réplica del presidente González a Santiago Carrillo sugieren que ha existido un pacto previo o al menos, un prólogo de entendimientos tácitos entre el Gobierno y los grupos conservadores.
23 de septiembre
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