Las campanas de Manila
OTRA DICTADURA que no sabe cómo desprenderse de sí misma. Marcos, cuya policía mató a 11 personas en las manifestaciones que pedían su dimisión el miércoles, habló el jueves para anunciar que aumentaría su represión y regresaría a la ley marcial: repite a Pinochet. Marcos gobierna hace 12 años, y centró su campaña en la fundación de una nueva sociedad, hoy, esa sociedad sólo puede emplear al 25% de la.población activa, el 90% de los salarios está por debajo de los 100 dólares mensuales, y las gentes se matan, de hecho, por un puesto de trabajo. En Marcos se persontifica el hambre. Y las secuelas del hambre: la corrupción de la primera familia y del grupo que la rodea, las luchas tribales y religiosas, la dependencia de Estados Unidos, cuyas bases en ese punto determinante de Asia son primordiales para sus intereses.Hay un nudo continuo de conspiraciones y contraconspiraciones. Aun antes del asesinato de Benigno Aquino, en agosto, se descubría.ya la operación Perro Loca (Mad Dog), para matar a los principales enemigos del régimen, incluyendo los moderados. Moderado era Ninoy Aquino, y en él se centraba la salida de una opción centro, patrocinada en gran medida por Estados Unidos y que hubiera podido cuajar en las elecciones parlamentarias del año próximo. El asesinato de Ninoy ha dejado la vía expedita para los militares quequieren suceder a Marcos.
El centrismo parece desmoronado sin su líder. Diosdado Macapagal, que ahora reaparece -fue presidente hasta 1969, y es un anciano-, no tiene más oportunidades que las de añadir su antiguo prestigio a la campaña de la oposición. El movimiento United Nationalist Democratic Organization (UNIDO, siglas elegidas por su valor en español) favorece las manifestaciones de masas, pero no quiere que vayan más allá de lo posible. El partido comunista está notablemente inquieto también: teme que se produzca una situación militar, que se vaya a unas matanzas en las que sus militantes serían las primeras víctimas y que desharían por mucho tiempo la posibilidad de una normalización. Reagan ha visto trastocarse todos sus planes de futuro en la zona, de extrema importancia para la seguridad norteamericana. Un militar que podría hacerse cargo de la situadón es Fabián Ver, actual jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor. El rumor le hace sospechoso directo de la muerte de Aquino. Por eso otros señalan a Juan Ponce Enrile, actual ministro de Defensa.
Uno y otro, -sobre todo Ver- favorecerían la sucesión de Imelda Marcos. El presidente dictador, Ferdinand Marcos, padece una disfunción renal que le,condena, por lo menos, al retiro. El ejemplo de Perón con Isabelita podía ser aprovechado. Pero Imelda declaró el 19 -dos días antes de la manifestación que acabó en sangre- queirenunciaría a la política en 1984, y que lo que quiere es marcharse. Razones: su sensibilidad humana y el haber advertido "que no tiene credibilidad". Es extraño que haya esperado hasta estas fechas, después de la larga experiencia de tragedia que ha presidido como consorte activa. Pero algo le recuerda ahora todos los días esa condición de acusada: ese mismo día 19, a mediodía, doblaron las campanas de todas las iglesias de Manila. Todos los días a esa hora tocan 21 veces, la misma cifra del día en que fue asesinado Aquino. Puede ser una pesadilla para un asesino católico. La orden la ha dado el cardenal Jaime Sin, que marcó claramente su distanciamiento del régimen y su acusación al negarse a formar parte de la comisión de encuesta formada por Marcos para esclarecer el asesinato.
La vía propuesta ahora por los moderados para atajar el problema es la de la constitución de un Gobierno provisional de civiles, la dimisión de Marcos y la preparación libre de las elecciones del año próximo. El poder no acepta. La dictadura no sabe disolverse a sí misma, tiene demasiado miedo. Prefiere el estallido: sigue creyendo que las annas son suyas y que ése es el terreno en el que tiene más posibilidades.
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