_
_
_
_
_

Bajo fuego informativo

Con la puntualidad proverbial de los actos castrenses y la exactitud ritual establecida, tomó ayer el mando de la VII región militar que tiene su cuartel general en esta ciudad el teniente general Ricardo Rivas Nadal. Desde el miércoles, cuando el Consejo de Ministros destituyó del puesto al general Soteras, la atención nacional estaba concentrada en la vallisoletana plaza de San Pablo. La copiosísima afluencia de informadores de prensa, radio y televisión a la ceremonia de ayer dejaba constancia física de que los ojos y los oídos de la opinión pública estaban fijos en el antiguo Palacio Real, sede de la Capitanía General de Valladolid, que tiene jurisdicción además sobre el territorio de Asturias, León, Zamora, Palencia y Segovia.A mediodía de ayer, las cámaras y los micrófonos cercaban al general Rivas Nadal con fuego informativo más estrechamente que las fuerzas enemigas con las que hubo de habérselas en las arenas de Edchera durante la campana de Ifni, donde seguramente nuestro protagonista se sintió más en ambiente. Con decantada sabiduría, el protocolo militar fija el relevo en dos tiempos. El tiempo uno lo consume el cesante que resigna el mando en quien deba sucederle por empleo y antigüedad, según las Ordenanzas. El tiempo dos corresponde al nuevo designado que asume el puesto. De forma estricta se excluye que el nuevo asista a la resignación del cesado, así como que el cesado presencie la posesión del sucesor. Con la esperanza de sorprender y valorar ese cruce de miradas de fulminado y emergente, algunos viajaron ayer a Valladolid sin saber que el encuentro de esas trayectorias visuales estaba descartado por los previsores reglamentos.

Más información
El general Rivas Nadal llama al cumplimiento de las ordenanzas al hacerse cargo del mando de la VII Región Militar

Mas allá de la escenografía, a la alocución del nuevo capitán general podía asegurársele de antemano una amplísima proyección. En consecuencia, resulta elocuente la cuidadosa omisión de toda referencia de "acatamiento a la Constitución a la que la Institución Militar está subordinada". Y más aún cuando los observadores recuerdan que en esa actitud es donde el artículo 11 de las Reales Ordenanzas hace residir la expresión colectiva de la disciplina.

El destituido general Soteras, al tomar posesión de la VII Región el 4 de mayo de 1982, mencionó la Constitución para afirmar que "a esta ley fundamental, aprobada por mayoría de los votantes españoles en el referéndum de diciembre 1978, es a la que, siendo la democracia norma jurídica de derecho público, debemos respeto y acatamiento". Y el antecesor de Soteras, el general José Sáenz de Santa María, el 28 de enero de aquel mismo año, sentaba en ese mismo Salón del Trono vallisoletano un precedente que no ha tenido continuación al prometer por su conciencia y honor "cumplir fielmente las obligaciones del cargo con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado", según los términos acuñados en el artículo 12 delieal decreto 707/1979, donde se regulan las tomas de posesión.

Medios militares recuerdan la polémica promovida entonces por la oposición socialista para que al acceder al mando de una unidad militar los generales y jefes hicieran ese mismo juramento o promesa. El gobierno centrista no quiso establecer ese requisito pero cuando entraron en el ejercicio de sus funciones los actuales componentes de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el 16 de enero de 1982, los cuatro prestaron juramento en esos términos ante el presidente Leopoldo Calvo Sotelo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_