El general Rivas Nadal llama al cumplimiento de las ordenanzas al hacerse cargo del mando de la VII Región Militar
El teniente general Ricardo Rivas Nadal eludió cualquier manifestación comprometida y no hizo referencia alguna a la Constitución, aunque sí al cumplimiento de las Reales Ordenanzas, en su discurso de toma de posesión como nuevo capitán general de la VII Región Militar, con sede en Valladolid. El acto se desarrolló en medio de una gran expectación periodística y en un clima de total normalidad, pese a que los rumores apuntaban hacia posibles reacciones motivadas por la fulminante destitución del general Fernando Soteras Casamayor tras sus declaraciones a Interviú.
En los buzones de algunas casas militares se detectaron en la mañana de ayer escritos en los que se pedía a jefes y oficiales que hicieran el vacío y llevaran a cabo un boicoteo contra el nuevo capitán general, mientras que la policía tiene conocimiento de que sectores ultraderechistas están recogiendo firmas de apoyo a un comunicado en el que se pide solidaridad con el teniente general Fernando Soteras. Pese a estos precedentes, ningún incidente enturbió la toma de posesión de Ricardo Rivas.Las primeras autoridades de la comunidad autónoma castellanoleonesa y de Valladolid; los parlamentarios socialistas Juan Colino, Antonio Pérez, Carmen Delgado, Juan Antonio Arévalo y José Constantino Nalda; el senador de AP Jesús Cueto; el teniente general en la reserva Cuadra Medina; los generales y gobernadores militares de la VII Región y jefes y oficiales de las guarniciones vallisoletanas, del sector aéreo, de la Guardia Civil y Policía Nacional asistieron al acto, que se inició a las doce en punto de la mañana y que congregó en la plaza de San Pablo a varios centenares de personas.
Tras pasar revista y presidir el desfile de un escuadrón del regimiento Farnesio, el nuevo capitán general recibió en el salón del trono la bienvenida que le brindó el general Tena-Dávila, gobernador militar de Valladolid. Rivas Nadal improvisó posteriormente un discurso en el que, después de expresar su "alegría, orgullo y emoción por mandar estas unidades cuajadas de historia", se definió como el primer soldado de la región y recordó sin mencionarlos a todos los militares que le habían precedido como capitanes generales de la VII Región Militar.
"Sería para mí una satisfacción", añadió, "poder apreciar que volvéis a renovar el espíritu militar en el sentido de estar orgullosos por vestir este uniforme. Los tiempos mundiales no son muy propicios por la ola de materialismo que invade todos los sectores. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo, aunque haya incomprensiones, que son escasas, para hacer entender que para nosotros el morir en el combate es el mayor honor. Fijaos que digo morir, porque, saliendo al paso de algunas teorías, nosotros enseñamos a morir, no a matar. Enseñamos a morir en defensa de nuestros hermanos, de nuestra comunidad, de España".
El decálogo del cadete y el credo del legionario
Más adelante dijo que estas son horas de acción y trabajo, que "para los militares se plasman en la puntual observancia de las Reales Ordenanzas; estas ordenanzas se pueden resumir en el cumplimiento del decálogo del cadete y del credo del legionario. Y si queremos resumir más, se puede hacer en una sola palabra: lealtad. Lealtad con nuestra Patria, nuestros héroes, nuestra bandera y nuestros muertos. Todos somos patriotas, pero permitidme que ponga en vanguardia a los que murieron llevando por su dario la bandera nacional".
La única referencia al Gobierno fue para agradecerle su nombramiento. Gracias que dio también al ministro de Defensa y al Rey, a quien transmitió su "inquebrantable lealdad y subordinación". A juicio del general Rivas Nadal, la lealtad tiene que darse en varias direcciones: hacia los subordinados, los compañeros, los superiores y hacia nosotros mismos. Tras definir al soldado español como el mejor del mundo, aseguró que la acción de mando consiste en obligar y convencer, y que se debe ejercer a través del conocimiento de los hombres, de tratarles con justicia y de dar ejemplo. Terminó su alocución diciendo que, "por encima de ambiciones, pasiones e intereses, existe un ideal que es España". Finalmente dio vivas a España y al Rey, que fueron respondidos por los presentes.
Ricardo Rivas se reunió más tarde con los informadores para hacerles unas breves manifestaciones sin acceder a que se le plantearan preguntas. Afirmó que valoraba más al hombre que al material, aunque éste sea importante. "Los hombres son los que dan potencialidad a los ejércitos", agregó. "En estos tiempos de electrónica parece que todo se reduce a apretar un botón, pero para ello hay que tener voluntad de hacerlo. Si hubiese un holocausto total, en el que no creo, porque la raza humana no puede perecer, y quedasen sólo dos combatientes, uno por bando, no cabe duda que quien tuviera más virtudes morales, más arrojo y más formación sería el vencedor en ese combate fina". Por último, brindó su colaboración y cooperación "a todo quien lo desee, y tened la seguridad que continuaré trabajando como lo hago desde hace medio siglo, con gran fe en Dios y amor a España".
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