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EDUCACIÓN

La universidad Menéndez Pelayo clausura el curso con un debate sobre la LRU

Una futura ley de la Ciencia, sobre la que trabaja actualmente el Gobierno, y la ya vigente Reforma Universitaria constituyen instrumentos fundamentales para la vigorización de la ciencia en España, "en la cual, por fin, podemos empezar a creer razonablemente", afirmó ayer Carmina Virgili, secretaria de Estado de Universidades y de Investigación, durante la clausura oficial del curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Las actividades de la UIMP en su sede santanderina del palacio de La Magadalena se cerraron con un Encuentro sobre la ley de Reforma Universitaria en el que participaron varios rectores y vicerrectores universitarios, algunos consejeros de educación de comunidades autónomas y los principales miembros del equipo responsables de la política universitaria del Estado, que dirige Carmina Virgili.En un apretado resumen de las principales ideas planteadas a lo largo de este encuentro de dos días, la secretaria de Estado ponderó las aportaciones de los profesores Julio Carabaña y Vicente Benedito en tomo a la dimensión docente de la Universidad, que no debería sacrificar su papel relevante al de la investigación.

Trabajos de investigación

Junto a las esperanzas que despierta el artículo 11 de la LRU, que abre la posibilidad de la contratación de trabajos de investigación por empresas públicas y privadas, se prevén un sinfín de interrogantes que no hacen nada fácil la tarea constituyente que las universidades emprenden al comenzar el curso.Como puso de relieve el profesor Alberto Bercovitz, las universidades, desde su recién adquirida capacidad autonormativa, no sólo tienen que hacer un aprovechamiento inteligente de estas posibilidades de contratación sino que también se ven obligadas a resolver complejos problemas jurídicos, como el determinar la titularidad y propiedad de los trabajos y patentes resultantes de aquellos contratos.

A pesar de la complejidad y dimensión de los problemas, entre los que sigue teniendo un peso indudable la precaria financiación de la Universidad, puesta de relieve por todos los rectores participantes, el encuentro, arroja un balance de moderado optimismo ante las posibilidades reales que la LRU abre a las universidades.

Posibilidades que no contradicen la constatación, reiterada ayer por Virgili, de que la LRU "no es una panacea, aunque sólo sea porque las panaceas carecen por completo de existencia científica comprobada".

Por su parte, el rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Santiago Roldán, hizo un balance inicial del curso que ahora termina, señalando que la Universidad Internacional "aspira no a convertirse en un mero apéndice decorativo de la estructura universitaria española, al margen de sus problemas y proyectos fundamentales, sino en un componente solidario de aquélla, encontrando en su innegable especificidad y en sus peculiares actividades los mejores instrumentos de colaboración con el mundo universitario y de la cultura".

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