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Beguin envía a su sustituto para formalizar la dimisión ante el presidente israelí

El primer ministro israelí, Menájem Beguin, presentó ayer formalmente su dimisión al presidente, Haim Herzog. Beguin argumentó "razones personales" para no acudir a la residencia presidencial, y fue el primer ministro en funciones, Dan Meridor, el encargado de entregar al presidente la carta de dimisión.

Las "razones personales" que aduce Beguin se reducen a una fuerte irritación cutánea en la cara, que le impide afeitarse desde hace varios días. Sería "faltar a la dignidad y al respeto que profesa al presidente" presentarse ante Herzog en tales condiciones, manifiestan fuentes próximas al primer ministro dimisionario. La barba de Beguin, según otras fuentes, seria una muestra del completo abandono a que se ha entregado Beguin, un hombre que se encuentra sumido en una profunda depresión, informa el diario Haaretz. El rotativo dice que los allegados al ex primer ministro temen que su postura sea una conducta suicida.Beguin sólo toma un poco de sopa, según Haaretz, y únicamente acepta la compañía de su secretario personal y de sus tres hijos.

Estas especulaciones no hacen olvidar que próximamente se formará un Gabinete que puede ser un Gobierno de continuidad, encabezado por el sucesor de Beguin, el actual ministro de Exteriores, lsaac Shamir. Los dirigentes del Likud han reconstituido la coalición que sostenía el Gobierno de Beguin, y se consideran optimistas y seguros de sí mismos. La iniciativa constitucional se encuentra actualmente en manos del presidente y sólo en sus manos. Herzog puede, tras -consultar con los jefes de las distintas fracciones parlamentarías, confiar la formación de un nuevo Gobierno a un candidato de su elección. Tiene derecho a confiar esta misión a cualquier diputado. La costumbre establece que la tarea le sea conferida al dirigente de la fracción parlamentaria más numerosa, en este caso el Frente Laborista, que cuenta con 50 de los 120 diputados. Es posible que, siguiendo esta tradición, Herzog encargue la formación de un Gobierno de coalición a Simón Peres, pero de ninguna manera hay que darlo por hecho, como hacen los laboristas.

Isaac Shamir aprovechó los 15 días de gracia que obtuvo merced al retraso de la dimisión de Beguin para firmar acuerdos con todos los integrantes de la coalición anterior. Esta alianza puede contar con 64 diputados en el Paralmento. En principio, pues, Herzog debería dar preferencia al líder del Likud, Shamir, y confiarle la formación del próximo Gabinete. Pero Shamir, que dispone de 64 diputados, ha de hacer frente a los seis rebeldes que exigen la formación de un Gobierno de unión nacional con los laboristas, disidentes sin los cuales la coalición pierde la mayoría al quedar reducida a 58 diputados. La pelota puede, por tanto, rebotar al campo laborista.

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