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Cataluña vivió su Diada sin actos unitarios y en un clima más festivo que reivindicativo

La celebración de la Diada nacionalista del 11 de septiembre en Cataluña se vivió en un ambiente de normalidad y moderada participación La Diada, calificada "de transición" por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, careció de actos unitarios significativos, advirtiéndose mayor presencia en las conmemoraciones festivas.

Barcelona

ENVIADO ESPECIAL

El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, manifestó que confiaba que se abriera una nueva etapa en la que no hagan falta "actitudes reivindicativas". La fiesta que cerró la jornada, patrocinada por la Generalitat y el ayuntamiento, no contó con ningún par lamento, significándose así la voluntad institucional de celebrar en lo sucesivo la jornada simple mente como un día de fiesta.Barcelona es la ciudad que re gistró mayor participación en to dos los actos organizados para conmemorar el Onze de Setembre. Los partidos realizaron tres convocatorias: las organizaciones independentistas convoca ron en el Fossar de les Moreres y congregaron a 6.000 personas, socialistas y convergentes apoyaron la fiesta en la plaza de los Països Catalans, que reunió a varios miles de personas -la de terminación del número es difícil debido a la propia esencia del acto, con gente yendo y viniendo-, y el resto de partidos se manifestaron en el paseo de Grácia, en número cercano a la 30.000 personas.

Numerosas personas desfilaron durante todo el día ante el monumento a Rafael Casanova, conseller en cap (equivalente a primer ministro) de las tropas catalanas que resistieron el ase dio borbónico el 11 de septiem bre de 1714. El primero en depositar un ramo de flores fue el e presidente Josep Tarradellas quien a medianoche acudió con su esposa al pie de la estatua Durante la jornada de ayer el presidente y la casi totalidad del Ejecutivo catalán, la corporación municipal, las principales entida des y asociaciones catalanas, in cluidos el FC Barcelona y e RCD Español, hicieron lo propio.

Sin embargo, quien consiguió los mayores aplausos de la concurrencia fue el futbolista Maradona, quien, solo y vestido con un impecable traje, depositó una banderita catalana en la alfombra de flores que rodeaba el monumento a Casanova. En las inmediaciones de la estatua se congregaron numerosos tenderetes en los que se vendían todo género de objetos, desde barretinas-llavero hasta colecciones de láminas a pluma con los más significados prohombres del catalanismo, entre los que no faltaban las imágenes de Pujol y Barrera.

Ausencia de Serra

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Precisamente fue el presidente del Parlament quien ofreció una recepción en el recinto del salón de sesiones, a la que acudieron las personalidades más destacadas de la vida catalana. El teniente general José Antonio Saénz de Santa María y el obispo Ramón Torrella, presidente de la Conferencia Episcopal Catalana, figuraban entre los invitados más solicitados. Asistió también el ministro Ernest Lluch, quien horas antes estuvo en un acto en el cinturón barcelonés. Se comentaba entre pasillos la ausencia de Narcís Serra, ministro de Defensa.

En Sant Boi, localidad situada a una docena de kilómetros de Barcelona, Lluch, junto con el primer secretario del PSC, Raimon Obiols, el presidente de la Federación de Municipios de Cataluña, Joaquim Nadal, y el responsable del Departamento de Enseñanza de la Generalitat, Joan Guitart (que representaba a Pujol), hicieron una ofrenda floral en la tumba de Rafael Casanova.

A primera hora de la tarde, Jordi Pujol viajó hasta Cardona para asistir a,un acto de afirmación nacionalista, en el transcurso del cual se descubrió una lápida conmemorativa del heroísmo de la ciudad, que fue la última en capitular ante las tropas de Felipe V, el 19 de septiembre de 1714. Pujol dijo en Cardona que "hoy Cataluña no será ningún gran país militarmente, ni ninguna gran potencia económica..., pero nosostros podeinios hacer un gran país por la füerza de nuestro trabajo, por la fuerza de nuestra cultura, y por la fuerza de nuestro espíritu. En nuestras manos está hacer este gran pais que desearnos".

En el capítulo de incidentes, cabe señalar la quema de seis banderas españolas, cinco en Barcelona y una en Figueres (Gerona). Una de ellas ardió cerca de los mossos d'esquadra, junto al monumento a Rafael Casanova, después de que también se lanzaran piedras contra el edificio de Magistratura, que está al lado. Otras dos se querriaron casi en el mismo punto, al terminar la manifestación de partidos, por la tarde. Una cuarta se destruyó en el Fossar y una quinta, que ondeaba en una eritidad de ahorro, en la Diagonal.

'Herri Batasuna catalan'

No se registró la presencia de grupos ultras en el Fossar, como inicialmente habían anunciado. En el transcurso del acto independentista quedó configurada una plataforma que aglutina a grupos y organizaciones radicales, con un contenido político semejante al de Herri Batasuna.

En las otras comarcas catalanas, las concentraciones tuvieron escasa participación popular. En Gerona, sólo 300 personas se reunieron en la Rambla de la Libertad, a pesar de, que convocaban el ayuntamiento, los partidos, las centrales sindicales y las asociaciones cívicas. En Tarragona, apenas un centenar de personas acompañó al alcalde en la colocación de flores en el monumento a Casanova, aunque se publicó un bando para conseguir amplia participación. En Lérida, en un acto del que se rrarginaron el Partit dels Comunistes y CCOO, por considerarlo poco reivindicativo, se congregaron 400 personas.

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