Marsillach presenta su 'musical a la española' sobre un mito del espionaje
¿Qué hace Marsillach con una comedia musical en el Calderón? El actor, director y autor Adolfo Marsillach reconoce que ésta es la pregunta que tiene que responder esta noche ante la expectación y la curiosidad suscitadas por su espectáculo musical Mata-Hari, protagonizado por Concha Velasco, que hoy se estrena en el teatro Calderón, de Madrid. Su propuesta de "musical a la española" es una producción con 22 actores, 14 bailarines y ocho músicos, en una narración dramática sobre la vida y la época de Margarita Gertrudis Zelle, Mata-Hari (1876-1917), luna mujer aventurera, cortesana y espía, de la que en mi montaje aparece acentuado su carácter patológicamente mitómano".
Adolfo Marsillach se enfrenta esta noche a uno de los estrenos más esperados del comienzo de la temporada teatral madrileña. Ha creado el espectáculo musical Mata-Hari, expresamente para la actriz Concha Velasco, con un equipo artístico de casi 50 personas, para llevar al escenario la aventura biográfica de una bailarina holandesa que acabó fusilada por espía en la primera guerra mundial. En el reparto figuran Concha Velasco, Manolo Codeso, José Vivó, Paco Merino, Paco Hernández, Toni Canal y Blanca Marsillach.Con música de Antón García Abril, coreografía de Rafael Aguilar y escenografia de Montse Amenós e Isidro Prunes, la función alcanza los 35 millones de pesetas, según su productor, Justo Alonso.
Presencia de la música
La música ha formado parte de otros espectáculos de Adolfo Marsillach, quien recuerda montajes como Marat-Sade, ¿Quién quiere una copla del arcipreste de Hita?, Las arrecogías del beatepio de santa María Egipciaca y Yo me bajo en la próxima, ¿y usted? "La tentación de lo musical viene de lejos. La música me ha interesado mucho, aunque no soy un melómano y tengo una formación musical insuficiente; quizá por este motivo y porque es un ingrediente fundamental en el teatro. Ya en el siglo XVII, los actores cantaban y bailaban en los intermedios de las representaciones. Después, por un cierto concepto tal vez discutible de lo literario, se fue apartando la música del teatro. No es que defienda las comedias musicales. frente a otro tipo de teatro, pero no tienen por qué separarse el teatro y la música".Para Adolfo Marsillach, el montaje Mata-Hari no es revista, ni music-hall, ni cabaré, ni tampoco una comedia musical; "es un espectáculo musical en el que la tradicional fórmula o proporción entre texto y música ha sido alterada. Hay comedias musicales donde el texto es un pretexto. En Mata-Hari hay una narración dramática, con un desarrollo clásico de planteamiento, nudo y desenlace, con ciertas cosas del teatro documento de Piscator o la distanciación de Brecht, con una música que apoya y refuerza ese elemento dramático fundameiÍtal. Si se quitara la música, la historia seguiría funcionando".
Esta aportación la califica Marsillach de "gran reto", al intentar un nuevo camino que no se identifica con ningún género español. "Lo que ignoro es sí esta novedad es positiva o negativa. La tentación de establecer comparaciones con musicales de Broadway o Londres es un error, ya que esto no es una multinacional ni un refrito de un espectáculo de éxito".
Historia de una mujer apasionante
A ello se une el escenario del teatro Calderón, un local clásico de la revista, cuya fachada devuel ve ahora los detalles de su cons trucción en 1917. "El Calderón está muy bien, con un escenario que está mal, no peor que otros, y le faltaba un buen lavado. Yo aspiro a una cosa difícil: que a este teatro lavado venga un sector de público que normalmente no acudía y que los espectadores habituales de este local no nos rechacen"."Me interesan mucho las mujeres, obviamente, porque no las entiendo y eso me inquieta". Es el punto de partida de Adolfo Marsillach para crear Mata-Hari, "una mujer aventurera, cortesana y espía, que vivió en una época a caballo entre la agonía de la belle époque y la primera guerra mundial. Si a esta época unimos escenarios donde estuvo, como los hoteles Palace y Ritz, y una serie de personajes literarios, es tremendamente apasionante plantearse el espectáculo, que está bastante ajustado a la realidad histórica, con la utilización de aquellos documentos que me han parecido más teatrales y un acercamiento al espectador de hoy y a nuestro país, sobre todo en las letras de las canciones".
La Mata-Hari de Marsillach está acentuada en su carácter mitómano. "Mata-Hari fue una gran embustera, en la invención de su propio personje. Ella mintió hasta el final: a punto del fusilamiento seguía dando versiones contradictorias de su biografía, explicando que habia nacido en Java cuando era de Holanda. En el montaje se nota una cierta simpatía y amor por ella, pero al mismo tiempo una evidente ambigüedad. No me pronuncio sobre su inocencia o culpabilidad. Creo que fue culpable: no sé si esa culpabilidad merecía una pena tan dura como el fusilamiento".
El director de Mata-Hari dice que ha resuleto la complejidad el montaje a base de ingenio frente a la técnica. "Es un montaje sencillo y dificil, no aparatoso, ya que intento alejarme de las máquinas teatrales. Es cuestión de resolver con ingenio lo que podía haber resuelto con maquinaria. Los escenarios múltiples se sugieren y el espacio está realzado por la luz. Hemos seguio la propia estructura del escenario, que tiene que insinuar varios espacios distintos".
El musical frente al teatro de texto. Marsillach se muestra partidario de lo musical, cuyo dominio en otros escenarios llega aquí con retraso, según su interpretación. "En España, los textos teatrales resultan insuficientes. Tengo un argumento tremendo que me duele decir: los espectáculos sólo de textos son aburridísimos y la gente del teatro lo nota y quiere salvarse como sea. Puede pasar que cuando surja un grupo de autores con muchísimo interés en el público, el auge de los musicales disminuirá, y yo lo deseo. Defiendo la supervivencia. El sentido lúdico del espectáculo mucho más que el sentido pedagógico. Para mí, la cultura aburrida no es cultura, es un ¡atazo. Intento escribir un texto que esté próximo a la piel de los espectadores y una música que tampoco nos quede lejana".
"Una música espléndida" de García Abril
Sobre la parte musical, dice que Antón García Abril ha compuesto "una música espléndida" y cree que va a ser popular y pegadiza. Tiene el mayor elogio para Concha Velasco, protagonista de Mata-Hari, "que sin ella sería impensable el espectáculo y lo digo lleno de admiración y agradecimiento". La temporada de Adolfo Marsillach tendrá después de Mata-Hari una nueva aventura: montar para el teatro nacional de la Zarzuela un espectáculo de género chico, con las piezas La tempranica y La Gran Vía, a finales de noviembre. También ha aceptado "con todos los riesgos" dirigir una compañía de teatro clásico, "un proyecto a largo plazo que requiere crear esa cosa que llaman organigrama y otros aspectos más conceptuales, desde la forma de, decir el verso hasta concretar el amplio campo de los autore;s clásicos".La futura marcha de Mata-Hari, a pocas horas de su estreno, depende, segun su creador, del peculiar mecanismo teatral: "O el espectáculo es un éxito y dura años o es un fracaso y se suicida el empiesario, que no soy yo".
Babelia
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