El proyecto de paz del 'grupo de Contadora' puede diluirse en buenas intenciones

El proyecto de pacificación para Centroamérica presentado en Panamá por los cuatro cancilleres del grupo de Contadora a sus cinco colegas del istmo era analizado ayer con cierta lentitud y en medio de dificultades superiores a las previstas. Los acontecimientos ocurridos durante los dos últimos días en Nicaragua (bombardeos aéreos sobre la capital, combates entre guardacostas hondureños y nicaragüenses) crearon un clima de tensión adicional, aunque no se interfirieron directamente en los debates.

El proyecto consolidado de declaración final, al que ha tenido acceso este corresponsal, constituye un documento ecléctico en el que se tratan de conciliar, a la luz de la declaración de Cancún, las propuestas de paz presentadas separadamente a finales de julio por Nicaragua y por los cuatro restantes países centroamericanos.El ministro costarricense de Relaciones Exteriores, Fernando Volio, ha asumido inesperadamente la posición más cerrada, al pretender por encima de todo que la conferencia adopte este último texto como base de trabajo. Al término de las dos sesiones del jueves, los cuatro cancilleres de Contadora se encerraron a solas con él, en un esfuerzo por convencerle de que todos los temas fundamentales planteados en su proposición han sido recogidos con fidelidad en el nuevo documento.

La declaración final está constituida por un prólogo,12 considerandos alusivos a la explosiva situación de Centroamérica y un catálogo de 21 compromisos.

El último de los compromisos alude al inicio inmediato de negociaciones entre los cinco Gobiernos del istmo para materializar en tratados internacionales los puntos específicos que contiene la declaración.

Los considerandos se limitan a describir la situación actual del conflicto bajo los siguientes trazos: inusitada carrera de armamentos y tráfico de armas, utilización de determinados territorios nacionales para ejecutar acciones desestabilizadoras de otros Gobiernos, injustas estructuras políticas y económicas, ausencia de mecanismos democráticos y frecuentes violaciones de los dereclios humanos.

Temas militares

Para resolver este cúmulo de problemas se incluye un extenso capítulo de compromisos relativos a temas militares. Los cinco países se comprometen, entre otras cosas, a iniciar conversacion.es inmediatas para inventariar sus arsenales bélicos y reducirlos, a no permitir la instalación de bases militares extranjeras, concluir acuerdos sobre reducción del número de asesores castrenses foráneos con el objetivo de eliminarlos, a abstenerse de apoyar actos de terrorismo, a terminar con el tráfico de armas para organizaciones que pretenden desestabilizar a otros Gobiernos y a crear comisiones mixtas de seguridad que supervisen el cumplimiento de tales acuerdos.

El desarrollo de sistemas democráticos en la región merece también un especial énfasis. Sorprendentemente, los cuatro países que constituyen el bloque centroamericano interpretan este apartado como un arma arrojadiza frente a los sandinistas, pese a que Guatemala vive bajo una dictadura militar y El Salvador padece un régimen que dificilmente puede tratarse como democrático.

En esta materia, los cinco Gobiernos de la región prometen adoptar sistemas representativos que garanticen una efectiva consulta popular y el libre acceso en todas las corrientes de opinión al debate político.

Otro bloque que plantea dificultades a todos los Gobiernos, con la única excepción ole Costa Rica, es el referente a los derechos humanos, sometidos a una sistemática violación en Guatemala y El Salvador. los cinco países se comprometen a respetarlos en el futuro, a promover la reconciliación nacional, a favorecer la repatriación voluntaria de los exiliados, que suman varios millones en la región si se contabilizan los desplazados internos, y a concederles facilidades para su integración definitiva en la vida nacional. Acuerdos de orden económico cierran este inventario de buenos propósitos.