España y Euskadi

España es una nación dividida en autonomías, cada una de las cuales con derecho propio a dirigir el destino que ella misma se ha trazado. Pero esto no quiere decir que cada región autonómica se desentienda del resto del país y haga de ella una nueva nación construida con la fuerza de la sangre y la violencia.En un determinado período de nuestra historia (vascos incluidos) ocurrieron hechos que podían encuadrarse dentro del marco de oposición al régimen y ser objeto de la aprobación, o por lo menos de la tolerancia, del resto de los ciudadanos, pero hoy esos mismos actos ya no tienen razón de ser y, desde luego, merecen todo nuestro desprecio y más absoluta desaprobación. Pero desaprobación por parte de todos, porque ¿cómo se puede entender que en un momento determinado, ante el dolor de una viuda y de unos huérfanos, se alcen gritos contra ETA y toda clase de terrorismo, y un instante después esas mismas personas proclamen alabanzas y, vítores para ese terrorismo anteriormente rechazado?; ¿cómo es posible que un pueblo, que otrora luchó tanto por la defensa de la libertad, la justicia y el respeto por su idiosincrasia, hoy atente indiscriminadamente contra esos mismos principios constitucionales?

Se pide que todos colaboremos para ayudar a que esta joven democracia nuestra se consolide fuertemente en el espíritu de todos los españoles, pero cada día queda más patente que éste no es el deseo de algunos, que en nombre de la independencia de Euskadi roban, asesinan y secuestran, y hasta se atreven a ultrajar la bandera nacional, símbolo de la identidad y el sentir de un pueblo que se siente orgulloso de ser español. Y es mi-

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