El Papa manifiesta su confianza en los jesuitas en la inauguración del capítulo para elegir al sucesor de Arrupe

El Papa inauguró ayer la 33ª congregación general de los jesuitas, reunida para la elección de su nuevo propósito general. En la misa inaugural del cónclave, Juan Pablo II manifestó su "plena confianza en la Compañía de Jesús", y exhortó a los presentes a "resistir vigorosamente al ateísmo".

Además del Papa, encabezaban a los 220 concelebrantes, todos ellos electores del futuro papa negro, el prepósito general dimisionario, el español Pedro Arrupe, y los dos jesuitas designados por el Papa para dirigir la Compañía a raíz de la enfermedad del padre Arrupe, Paolo Dezza y Giuseppe Pittau.Durante la celebración, el Papa agradeció a Arrupe su trabajo al frente de la Compañía y recordó la responsabilidad de los presentes de "orientar la acción de la congregación", durante los próximos años según la fórmula fijada por Julio III en 1550. Pata el Papa, la Compañía "está destinada a tener repercusiones importantes en la vida de la Iglesia.

Ésta es la razón por la que yo, me intereso vivamente en ella".

Juan Pablo II destacó que la Compañía de Jesús es la orden religiosa más numerosa y extendida por todo el mundo, "en los campos más difíciles y en ministerios arriesgados". Habló del cuarto voto de los jesuitas, vínculo muy particular que la Compañía tiene con el Papa, y expuso las tareas que considera prioritarias para la orden. El pontífice se refirió al empeño en la renovación de la vida cristiana, la difusión de la auténtica doctrina católica y la evangelización misionera. Agradeció la labor realizada por la Compañía durante los últimos cuatro siglos, y manifestó su seguridad de "poder apoyarme en la Compañía para ejercer mi ministerio apostólico".

Recordó el Papa e hizo suyas las recomendaciones de Pablo VI, formuladas en 1965, para "cerrar filas y resistir decidida mente al ateísmo", mientras dure "el tremendo peligro suspendido sobre la humanidad". Juan Pablo II volvió a repetir su esperanza de que la Compañía de Jesús contribuya eficazmente a la implantación del Concilio Vaticano II, e invitó a los jesuitas a adaptar a las diferentes necesidades espirituales de hoy las diversas formas del apostolado tradicional. También insistió el Papa en la atención que debe prestar la orden a las iniciativas que el Vaticano II ha recomendado, como el ecumenismo, el estudio más profundo de las relaciones con las religiones no cristianas, y el diálogo de la Iglesia con las culturas. Según el Pontífice, es necesario promover la justicia, dentro de la acción evangelizadora de la Iglesia, sin caer en la tentación de "reducirla a las dimensiones de un proyecto simplemente temporal".

Gobiernos hostiles

El delegado pontificio para la Compañía de Jesús, Paolo Dezza, que agradeció al Papa el, gesto de presidir la ceremonia, recordó a quienes no habían podido acudir a la congregación general, por "estar bajo Gobiernos hostiles y privados de libertad religiosa". Dezza hizo mención especialmente a los provinciales de Bohemia, Eslovaquia, Lituania y Rumanía. Finalizó saludando a los jesuitas que "sufren persecución, como los que han sido condenados recientemente en China y Vietnam".

El Papa finalizó su discurso, que pronunció en varios idiomas, en castellano, refiriéndose a la espiritualidad de los hijos de san Ignacio de Loyola.