El Ejército libanés controla Beirut, mientras estallan violentos combates en Trípoli
El Ejército libanés consiguió ayer por la mañana, tras varias horas de intensos combates, recuperar el control de los grandes ejes que unen los sectores este (cristiano) y oeste (musulmán) de Beirut. Los soldados procedieron a lo largo de la jornada a desarrollar una amplia operación de limpieza en los barrios donde se encuentran los bastiones del movimiento chiita Amal. La precaria calma de la capital tenía su correlación violenta en los enfrentamientos registrados en la ciudad norteña de Trípoli, donde los combates entre facciones pro y antisirias han causado 25 muertos y 60 heridos.
AGENCIAS, Beirut
M.,
En Beirut, a pesar del relativo control del Ejército, los suburbios este y sur sufrían ayer por la tarde un intenso bombardeo de mortero y artillería pesada, dirigido en su mayor parte a la zona de Yarze, donde se encuentran el Ministerio de Defensa y la Embajada norteamericana. Los soldados, mientras, rodeaban la casa del líder druso Walid Jumblat, cuyos ocupantes habían recibido orden "de combatir hasta el final para defender la dignidad del domicilio".Según la policía, el balance de víctimas habidas en estos tres días de combates en Beirut supone 54 muertos y 238 heridos.
En Trípoli estallaron el martes por la noche fuertes combates, que continuaban ayer, entre el Movimiento de Unificación Islámica (prosirio) y milicianos del Partido Baas (proiraquí). Aquéllos ocuparon la sede del Baas, atacaron el domicilio del dirigente de este grupo y sitiaron la ciudadela, que se hallaba ocupada conjuntamente por los milicianos baasistas y por los del Movimiento Veinticuatro de Octubre (favorable a la legalidad libanesa).
Las posiciones de la fuerza multinacional también fueron atacadas ayer en Beirut. Las inmediaciones del cuartel general de la fuerza italiana recibieron alrededor de 40 impactos. El general jefe italiano informó a las autoridades libanesas de que se advirtiera a todos los sectores enfrentados que si no cesaba el bombardéo intervendría la fragata Sagittario, dotada con lanza misiles y cañones. El aviso sirvió para que cesara el ataque.
La víspera habían muerto cuatro legionarios y un policía franceses, y el lunes, dos marines norteamericanos. Estas muertes han llevado a los presidentes François Mitterrand y Ronald Reagan a realizar sendas declaraciones. Para El Elíseo, "las fuerzas francesas no están en Líbano para intervenir en la guerra civil, ni para resolver una situación interior difícil". La Casa Blanca ha reiterado su decisión de que los marines permanezcan en Líbano y considera que la situación no justifica la aplicación de la ley de poderes de guerra, que obliga al presidente a consultar con el Congreso la presencia de tropas norteamericanas en Zonas de combate.
El régimen sirio, por su parte, ha rechazado las acusaciones sobre su intervención en los combates, infundios que, dice la radio de Damasco, lanzados por algunos gobernantes libaneses y recogidos por el portavoz de la Casa Blanca, "testimonian su ignorancia y su incapacidad frente a la resistencia de las masas libanesas".
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