La "ética ecológica"
El artículo de Ramón Tamames, publicado el domingo día 21 de agosto, venía encabezado por un párrafo-resumen, el cual ignoro si es obra del propio autor o del periódico. En cualquier caso, allí se hace la siguiente afirmación: "La nueva ética ( ... ) consiste ante todo en tratar a la naturaleza no como un objeto sin límite o como un exterior que se ofrece en exclusiva a nuestro servicio". Se habla, pues, de una "nueva ética" que en el artículo corresponde a la "ética ecológica". Mediante esta sustitución quedan reducidos los campos de la ética a una determinada reflexión, a un cauce preciso que excluye otros que son también de su com petencia. Debido a esa restricción, que, se me dirá, era necesaria en función de los márgenes y tema del artículo, se establece tácitamente un orden de prioridades dentro de la ética y se sitúa, "ante todo" a la "ética ecológica".Para un occidental, con toda seguridad, la tesis del artículo despertará elogios y convencidas adhesiones por su sensatez y ra
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cionalidad (la gran ausente, en la mayoría de los casos). No obstante, si atendemos a los índices de la mortandad en el Tercer Mundo, quizás la ecología se nos atraviese en la garganta y nos provoque un acceso de tos que la expulse a prudente distancia.
La prioridad que se le concede en el artículo, a mi entender, pasa por otra ética (a la que no sé dar nombre) orientada a proporcionar las mínimas condiciones de vida a esos seres, simbolizados por Umbral, como los "niños de Biafra". Existen organismos encargados de ello, presididos por directores de piadoso corazón, pero su efectividad es tan nula como su presunta buena voluntad.
Un artículo en el que se hable de "una nueva ética", no puede prescindir de esa situación, de ese estado en el que, está sumergido un tercio de la población mundial. Simultáneamente, olvidar el agotamiento de los recursos naturales puede condenar tanto a hambrientos como satisfechos. Por ello mismo, porque el peligro es real y no fruto de una imaginación envidiable, sería preciso la compaginación, la simultaneidad de ambas éticas, de ambas actitudes. En consecuencia, y probablemente, en primer lugar, cualquier acción de este tipo debe pasar por la concienciación. de los occidentales, europeos y norteamericanos, cualquier país desarrollado o, incluso semidesarrollado, de que en el, mundo aún muere gente de inanición, de que aún existen "muertos vivos", como se les ha llamado; e intentar, de una vez por todas, afrontar esa situación sin evasiones, sin inhibiciones. Hace tiempo, Mario Benedetti nos reprochaba a los españoles esas actitudes, en relación a América Latina. Creo que es un buen, punto de apoyo. /
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