'Esa chica llamada Galicia'

"A veces, cuando actúo por ahí, me piden fotos de esa chica llamada Galicia". Y a esa chica, la tierra, que dice ser su preferida, en la que nació su padre y donde disfrutó los veranos de su adolescencia, cantó Julio Iglesias anteayer en el estadio Riazor de La Coruña en una noche de domingo casi tropical.

El verano parece asomarse, por fin, en este cielo imprevisible y el cantante no pudo menos que acudir a las meigas después de arrancar los primeros aplausos de fervor en un público predispuesto y mayoritariamente femenino: "Muchos años hace ya que no venía a cantar a mi tierra gallega, tantos años que las meigas se han puesto de acuerdo para traer el buen tiempo a La Coruña".

Minutos antes, con los periodistas, Julio Iglesias había comentado los efectos de otros cielos apocalípticos menos benignos: "Voy a destinar toda la recaudación del próximo concierto (mañana, día 31, en Santander) para los damnificados de Cantabria y del País Vasco".

Aunque cerca de 15.000 personas lo acogieron con luces de bengalas y generosas palmas, la asistencia al único concierto de Julio Iglesias en Galicia no se correspondió con la expectación ambiental ni el despliegue informativo -los periódicos gallegos le dedicaron suplementos especiales- ni tampoco quizá con el propio empeño del cantante, que prodigó tics de galleguidad durante su estancia.

La noche del reencuentro fue feliz aunque el espectáculo no llegara a memorable. "Me voy de aquí", cantaba Julio desanudando lentamente la corbata -"¡No, no te vayas!"- El elegante amuleto sobrevoló las primeras filas... "pero sé que volveré".

En el puesto de la Cruz Roja, una joven volvía del desmayo y puntualizaba a los curiosos: "Que no soy una histérica, ¿eh?".