Rescatados 36 cadáveres tras las inundaciones del norte de España, mientras se inicia una penosa normalización
El balance de víctimas mortales por las inundaciones registradas en el País Vasco ascendió ayer a 31 personas, mientras el número de desaparecidos estaba todavía sin determinar. A la cifra anterior de fallecidos hay que sumar cuatro muertos en Cantabria y uno más en Burgos. Entre las víctimas figuran tres guardias civiles y un teniente del mismo cuerpo arrastrados el sábado por las aguas cuando rescataban a una joven en Llodio. Ayer remitió el temporal y se iniciaron penosamente las tareas de normalización de la vida ciudadana. La previsión meteorológica anuncia tormentas no muy intensas en el norte de España. Los daños materiales todavía no han podido calcularse, pero ya se estiman en varios cientos de miles de millones. En la capital vizcaína, la población formaba ayer largas colas para conseguir agua y alimentos.
Los reyes de España se desplazaron ayer por vía aérea desde Palma de Mallorca a Vitoria y, a bordo de un helicóptero, sobrevolaron las zonas más afectadas por la tormenta. A medida que desciende el nivel de las aguas, aparecen más cadáveres, sobre todo en Vizcaya, a la vez que, mientras se restablecen las comunicaciones telefónicas, se incrementa también el número de personas dadas por desaparecidas. En medios próximos a los equipos de rescate se llegó a comentar que el número de desaparecidos podía llegar al centenar, pero las fuentes oficiales consultadas prefirieron no concretar nada al respecto.En el capítulo de daños materiales, sólo en Altos Hornos de Vizcaya se han calculado unas pérdidas cercanas a los 3.000 millones de pesetas. Igualmente, la mayor parte de los 1.200 establecimientos comerciales del casco viejo de Bilbao han quedado prácticamente destruidos por la acción de las aguas. En Guipúzcoa, por otra parte, centenares de pequeños comerciantes que no tenían asegurados ni los artículos ni los locales comerciales se consideran arruinados por lo ocurrido. Numerosos miembros de la Policía y Guardia Civil trataban ayer de impedir que en Bilbao, Bermeo, Santurce y otras localidades se produjeran actos de pillaje en los comercios. Además, los numerosos alimentos arrastrados por las aguas, en especial la carne, no puede ser consumida por peligro de intoxicaciones.
Todas las unidades de la VI Región Militar, en la que están incluidas las provincias afectadas, continuaban ayer en estado de alerta, por si fuera necesaria una intervención masiva en el área siniestrada.
El Gobierno vasco se reunirá hoy para evaluar la situación en la comunidad autónoma y es posible que decida solicitar la declaración de zona catastrófica para todo Euskadi.
Ayer, la situación estaba normalizándose en Guipúzcoa, donde ya estaban abiertas al tráfico la mayoría de las más importantes carreteras. En Vizcaya, también estaba abierta al tráfico la autopista y las principales vías de comunicación, si bien algunas poblaciones permanecen aisladas por estar cortadas las carreteras más próximas. Las líneas telefónicas y el suministro eléctrico iba normalizándose paulatinamente.
El País Vasco-francés, donde las lluvias ocasionaron cinco muertos y cuatro desaparecidos, fue visitado ayer por el primer ministro Pierre Mauroy, quien envió un mensaje de solidaridad a su colega español, Felipe González. El Papa también transmitió ayer palabras de condolencia por la tragedia.
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