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UN PROTAGONISTA DE LA ESPAÑA PEREGRINA

La historia de un personaje ascético, difícil, irónico

José Bergamín fue uno de los personajes más profundos, curiosos, inconformistas e inquietos de la literatura y la política españolas. Fue amigo de Rafael Alberti y de Federico García Lorca, entre otros muchos, fue político y defensor de la Segunda República, y terminó sus años como comprometido y controvertido comentarista de la actualidad vasca. Entre tanto, cultivó un estilo literario personal -difícil, ascético e irónico- y publicó una serie de obras que, en opinión de muchos expertos, le convierten en uno de los escritores españoles más significativos del siglo.Aparte de sus ensayos y críticas, este escritor era un conversador incansable, sagaz observador de la realidad española que cultivaba desde la anécdota hasta la observación mordaz y el disparate. Contó que una vez se entrevistó con el joven militar Francisco Franco para convencerle de que tomara parte en una rebelión democrática. "Yo estoy con la legalidad siempre le contestó Franco. "No me sublevaré jamás". En otra ocasión Bergamín observaría que "aquí debería haber otra guerra civil, las cosas estarían más claras", para agregar: "El problema es que las guerras civiles siempre acaban en una paz militar".

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En cuanto al idioma, Bergamín señaló que "el castellano donde mejor se habla es en Andalucía, y es allí donde está la salvación del idioma". En la misma entrevista confesé que es incapaz de leer varias páginas seguidas de Gabriel García Márquez: no las entiende.

Un dialecto literario

José Bergamín y Gutiérrez nació en Madrid el penúltimo día de 1895, hijo de Francisco Bergamín, un pastorcillo de ovejas malagueño de origen italiano que llegó a ser diputado y desempeñó las carteras de Hacienda y de Gobernación. A los 14 años el hijo empezó a escribir, "oyendo hablar a los analfabetos, rodeado de una servidumbre numerosa procedente de todas las regiones de España", como contó el año pasado en una entrevista con este periódico. "Aquellas muchachas contaban chismes, infundios, leyendas de sus aldeas en un lenguaje poético, que constituía mi dialecto literario... siempre dificilísimo de entender por los doctos profesores".Bergamín cursa sus estudios de Bachillerato y de Derecho en la universidad de Madrid y trabaja algunos años como abogado en el bufete de su padre, a la vez que dirige la página literaria de El imparcial y colabora en revistas y periódicos, como Litoral, de Málaga; Mediodía, de Sevilla, e Índice, de Madrid, la revista de Juan Ramón Jiménez, que fue el primer y fundamental portavoz de la llamada Generación del 27. En .1923 Bergamín publica su primer libro, El cohete y la estrella (prologado por Juan Ramón Jiménez), y a este primer período pertenecen también Tres escenas en ángulo recto (1924) y Enemigo que huye (1927), que causaron honda impresión en ámbitos literarios, mientras El arte de birli birloque fue uno de los pocos trata dos serios sobre la fiesta brava, afición que conservaría durante el resto de su vida. El joven literato se había consagrado. Bergamín fue uno de los más destacados escritores de la tertulia del café Pombo, que presidía Ramón Gómez de la Serna, y pertenece a la promoción de Rafael Alberti, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego. En 1933 -guiado por lo que algunos críticos han llamado "su posición neocatólica a lo Maritain"- Bergamín funda, con un grupo de pensadores católicos, Cruz y Raya, revista de "afirmación y negación", abierta e independiente,-en la que colaboraron, entre otros, Ortega y Gasset, Marañón, Picasso, Maritain, Zubiri y T. S. Eliot. Sería un importante punto de reunión para la llamada Generación del 27, aunque años después Bergamín diría que "no creo en generaciones y sí en constelaciones literarias". Desde unos años antes, Bergamín se había interesado por la política. Con su padre, a quien sirvió como secretario, se sumó.al movimiento de los intelectuales que apoyaron el advenimiento de la República. De esta época data la entrevista con Franco. Con la venida de la República, ocupó el cargo de director general de Acción Social y comisario general de Seguros, pero se negó a entrar en el Ministerio de Trabajo para preparar la reforma agraria, y tampoco aceptó ser candidato a las Cortes como independiente. "Yo no era un político, sino un escritor", señaló en una entrevista publicada en EL PAÍS el año pasado.Sí ejerció como agregado cultural libre a la embajada española en París durante la guerra civil, y fue en el país vecino donde cohoció a Malraux, Maritain, Mauriac y Gide. Escribió durante la guerra las populares coplas El mulo Mola y A Franco, el traidor. También durante el conflicto presidió la Alianza de Escritores y fue secretario de la Alianza de Intelectuales Antifascistas.Con la derrota de la República, Bergamín inició un largo exilio por tierras americanas. En México, fundó y dirigió la editorial Séneca, y colaboró en Revista cultural y El Nacional, de Caracas, en cuya universidad ejerció como profesor de literatura española. De 1948 a 1954 vivió en Uruguay, donde dictó su cátedra, colaboró en.diversas revistas, estrenó su obra dramática, Medea la encantadora, y solía reunirse con su amigo Rafael Alberti en su casa de Punta del Este. Durante estos años sus libros se dedican a cuestiones estéticas, a polémicas sobre la situación nacional, y a una defensa de: la universalidad y vigencia de la literatura del Siglo de Oro, en particular del teatro.

De nuevo en España

En 1959, Bergamín volvió a España, hecho celebrado por el Generalísimo Franco, que en una entrevista caracterizó a Bergamín y a otros retornados como ejemplos de españoles que saben perder. A lo cual contestó Bergamín que también "hay que saber ganar". En 1963, Bergamín fue la primera persona en firmar un dc,cumento contra las torturas a los mineros asturianos durante su huelga de ese año. Tuvo que refugiarse en la embajada de Uruguay, y "fui expulsado de España por decisión del ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, expulsión instrumentada por el ministro de propaganda, como le llamaba Franco, a Manuel Fraga Iribarne". Fijó su residencia en París, siéndole concedida en 1965 la Orden de Comendador de las Artes y las Letras francesas. De vuelta en España en 1970, recibiría más tarde los premios Pedro Salinas y de la fundación Pablo Iglesias.Hace un año Bergamín fue a vivir a San Sebastián, aunque no supo explicar la decisión. "Desde luego, no fue para veranear", declaró. "Le puedo contestar porque si, porque no y porque que sé yo. -¡Y porque no me siento en España!". Bergamín se interesó vivamente por la política en Euzkadi, y publicó diversos artículos en el periódico Egin, por uno de los cuales fue recientemente procesado.

El novelista Torrente Ballester ha calificado el estilo de Bergamín de "personalísimo, característico y dificil, lleno de esencias intelectuales, sin concesiones metáfóricas y líricas al gusto de su tiempo". El historiador de la literatura Valbuena Prat habla, a su vez, de un Bergamín "ascético e irónico, rígido y ágil, implacable y arbitrario". El escritor y amigo de Bergamín, Carlos Gurméndez, destaca el compromiso social de Bergamín con su pueblo.

Entre sus obras principales de prosa figuran Enemigo que huye (1927), Arte del birlibirloque (1930), Mangas y capirotes (193 3), La estatua de Don Tancredo (1934), La cabeza a pájaros (1934), Disparadero español (1936-1940), Detrás de la Cruz (1941), El pozo de la angustia (1941), Elpasajero (1943), Por qué el diablo tiene cuemosLa corteza de la letra (1958), El volver (1958). Importantes obras de teatro son La hUa de Dios, La niña guerrillera, La Inuerte burlada, Medea la encantadora y Melusina y el espejo. Libros de poesía de Bergamín son Rimas y sonetos rezagados y Duendecitos y coplas.

Bergamín estuvo casado con la fellecida Rosario Arniches, hija del autor teatral Carlos Arniches, y tenía tres hijos -José, Fernando y Teresa. En los recientes años había sufrido una caída, que empeoró su salud y obligó a una intervención quirúrgica. En los últimos días se había negado a entrar en un hospital ni tomar alimentación. Precisamente su último libro fue una colección de poesías sobre la muerte, Esperando la mano de nieve.

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