Primer acuerdo de concordia y cooperación
España y Marruecos han firmado, al cabo de casi seis meses de arduas negociaciones, un acuerdo pesquero por cuatro años que, por primera vez en la historia de ambos países, el uno y el otro lo consideran beneficioso. Su importancia está, no solamente en que es el primero a largo plazo con posibilidades de ser aplicado que España firma con Marruecos, sino el primero que desde el viejo tratado de paz y comercio de 1796, entre Carlos III y Mohamed Ban Abdala, se concluye en un ambiente de concordia y cooperación.Por paradójico que pueda parecer, todas esas circunstancias felices que lo han hecho posible -espíritu de amistad y cooperación, entendimiento entre los reyes que encabezan el Estado de los dos países y respeto y comprensión mutua entre los Gobiernos- se han dado con un Gobierno socialista en el poder de Madrid. El hecho de que haya sido necesario esperar más de dos siglos para que de nuevo se den todas esas circunstancias afortunadas no hace sino realzar el valor del acuerdo logrado.
Está claro que con el documento de ocho folios que firmaron ayer los ministros de Asuntos Exteriores de España.y Marruecos los dos países no han eliminado todos sus problemas, ni muchos menos. Ni siquiera los conflictos de intereses que suscitará la aplicación del acuerdo, tanto en España como en Marruecos, y desde luego mucho menos. los problemas que inevitablemente surgirán por incumplimiento de la normativa establecida en el acuerdo por parte de los pesqueros españoles, como el exceso de celo de las patrulleras marroquíes.
Pero lo verdaderamente significativo es que en ádelante existirán un marco de principio y normas perfectamente claras y a largo plazo, en donde se puedan dirimir todas las diferenclas que suscite la aplicación de lo pactado. Durante muchos años, el crecimiento de la flota de pesca española ha ido a contracorriente de la evolución del derecho del mar y el afán de los países costeros de proteger y reservar para sísus riquezas naturales, muy particularmente las derivadas dé. la explotación del mar.
En esta etapa de las relaciones hispano-marroquíes resulta esperanzador que sean los propios jefes de los dos Estados, los reyes Juan Carlos I y Hassan II, los que han demostrado y confirmado, como lo hiciera ayer el monarca aláhuí a Fernando Morán, el deseo de que entre España y Marruecos predomine la arnistad y la cooperación. Entre España y Marruecos no se han producido, después de la llegadia de los socialistas al poder en ectubre de 1982, las diferencias que se originaron entre Francia y Marruecos cuando en mayo de 1981 Mitterrand llegó a la piresidencia de la República francesa.
El hecho de que España quiera potenciar su carácter mediterráneo y, a través de él, su cooperación con todos los países del Magreb, contribuirá enormemerite a dar solidez a todos los acuerdos que se firmen, y a este de la pesca en particular, que mientras no se vean sometidos a la confrontación de la práctica diaria no podrán nunca considerarse como buenos ni duraderos.
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