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La crisis de los modelos masculino y femenino en la sociedad actual, tema de debate en la Menéndez Pelayo

"Estamos asistiendo a una crisis de los modelos de lo femenino y de lo masculino, crisis que puede producir una transformación de ellos o, en cambio, originar un período conservador de marcha atrás. Lo que está en juego en estos momentos, de forma más profunda que en otros tiempos, es la consolidación de la persona como sujeto actuante que es libre de elegir. Lo que está en juego, en definitiva, es la libertad". Estas reflexiones corresponden a las conclusiones del seminario Lo femenino y lo masculino en nuestro tiempo: ¿ruptura o continuidad?, que, dirigido por Judith Astellarra, se ha celebrado durante la pasada semana en Santander, organizado por la universidad internacional Menéndez Pelayo.

El marco teórico a partir del cual se analizaron los modelos de femineidad y masculinidad que predominan en nuestro tiempo, buscando si ellos eran los mismos que hace un par de décadas, fue el de considerar que el sexo biológico es diferente del género social.La primera constatación es que, aunque ya se hace la distinción entre género social y sexo biológico, todavía se sigue considerando que hay algo de natural en la diferenciación entre lo femenino y lo masculino, precisa la directora del seminario. Por su parte, María Jesús Izquierdo señaló que si bien los sexos son necesarios y complementarios en la reproducción biológica, estas diferencias no pueden hacerse extensivas a las restantes esferas de la vida humana.

"Junto al sexo biológico se desarrolla la identidad psíquica (que puede ser homosexual o heterosexual) y la identidad de género (masculino o femenino), y mediante esta última concretamente se señala al individuo cuál es su posición en la sociedad, cómo la ocupa y en qué la limita. El género actúa en forma de dictadura y de jerarquía, forzando y situando lo masculino por encima de lo femenino".

Los mecanismos a través de los cuales se reproduce el sistema de género en esta sociedad patriarcal fueron analizados por Magda Catalá, para la cual es en la familia donde se distingue entre género masculino y femenino, generando dos psicologías diferenciadas. "El hombre representa al padre, y el padre a la ley y al poder. El género femenino ha sido el representante de lo subjetivo, y lo subjetivo el saco sin fondo donde el ser humano ha depositado todo lo que su conciencia racional masculina no ha podido aceptar".

Sin embargo, la conferenciante precísó que el modelo ha entrado en crisis porque la femineídad está siendo reivindicada y cobra voz, a pesar del silencio de siglos. "Entramos en la era Acuario, que es femenina y reconciliadora, según nos anuncian los astrólogos, y que cuestiona la superioridad de lo masculino", afirmó.

Felicidad Orquín y Román Guberri fueron los encargados de señalar cómo la literatura de mujeres y el cine feminista muestran esta crisis, apuntando que, a pesar de que el discurso de la literatura y el cine de masas continúan reproduciendo los moldes masculino y femenino, ya se está empezando a poner de manifiesto la fragilidad de estos modelos. "Las mujeres, en su búsqueda de identidad, no sólo están cuestionando su propio molde, sino que con ello están poniendo en cuestión la propia identidad masculina. Sin embargo, la dificultad en construir nuevos referentes hace que sea necesario acudir a la ciencia ficción para encontrarnos con propuestas de sociedades alternativas". Guberri señaló que hay un cine de la familia conservador que refleja la conjunción de intereses entre la Casa Blanca y Reagan y la industria de Hollywood.

En opinión de Maribel Aler, que analizó el modelo de femineidad del catolicismo -el que más ha incidido en el estereotipo de femineidad de la sociedad española-, para la Iglesia católica el supuesto de que hay una jerarquía entre hombres y mujeres "queda enmascarado, cuando afirma que entre el hombre y la mujer, esencialmente distintos, hay una relación de complementariedad".

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